Operación retorno

'Au revoir', Manuel Valls

El exprimer ministro emprende esta semana el camino de regreso a París con un libro: ‘Ni una gota de sangre francesa. Pero Francia circula por mis venas’

Manuel Valls, en una imagen de archivo.

Manuel Valls, en una imagen de archivo. / EFE / Quique García

Rafael Jorba

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Esta semana se publica en Francia un libro de Manuel Valls: ‘Pas une goutte de sang français’ (“Ni una gota de sangre francesa”). La obra, editada por Grasset, tiene un subtítulo que la complementa y explica: ‘Mais la France coule dans mes veines’ (“Pero Francia circula por mis venas”). El semanario ‘Le Point’ avanzaba en su edición del 18 de marzo unos párrafos de la obra y una larga entrevista con un titular que marca el inicio de la operación retorno del exprimer ministro a la política francesa: “Voilà pourquoi je reviens…” (“He aquí por qué vuelvo...”).

El final de la entrevista resume, a modo de conclusión, las reflexiones que llevan al actual concejal de Barcelona pel Canvi a emprender el camino de regreso a París: “En España, me dicen: ‘Manuel, hablas bien español, catalán; gracias por todo lo que has hecho por Barcelona. Pero sigues siendo profundamente francés’. Susana, mi esposa, francófona y francófila, (...) me dice que pienso como un francés. Tienen razón. Echo en falta a Francia, me preocupa, me inquieta. Necesito de ella para culminar la aventura”.

Sí, Valls no tiene ni una gota de sangre francesa, pero –como Machado– hay en sus venas gotas de sangre jacobina: está moldeado con los valores republicanos, bebe en las fuentes de la laicidad y es un ejemplo de la meritocracia, resultado del esfuerzo y de la función integradora de la escuela pública, la cuna de la República. Cuando aterrizó en la política catalana, en su Barcelona natal, publiqué en este diario un artículo en forma de ‘Carta a Manuel Valls’ (16 de septiembre del 2018). Consideraba, y lo reitero, que su presencia enriquecía el debate público. Explicaba que como discípulo de Michel Rocard, representante de la llamada ‘segunda izquierda’ francesa, se caracterizaba por el ‘parler vrai’ (“parlar clar i català”, decimos aquí) frente a la llamada ‘langue de bois’ (la palabrería y retórica políticas).

Su ‘parler vrai’ –advertía– ha sido una de las claves de sus ascensos; también de sus declives. Sí, Manuel Valls es más un renovador que un ‘rassembleur’ (unificador). Sus pronunciamientos públicos, así en Francia como ahora en España, son tajantes, sin medias tintas. En la carta que le dirigía, resumía los retos de las municipales del 2019: “El riesgo es que Barcelona sea utilizada como moneda de cambio entre los que apuestan por una Catalunya sin ciudadanos –el legitimismo independentista que encarna el presidente Puigdemont– y los que lo hacen por unos ciudadanos sin Catalunya –el discurso anticatalanista de Albert Rivera–”.

Valls piensa como un republicano francés: no lo dice, pero se ha percatado de que sus propuestas sobre la política española son ahora batallas perdidas

“Barcelona no puede quedar secuestrada entre las repúblicas de Freedonia (el llamado espacio libre de Bruselas) y Tabàrnia. ¡Debe seguir siendo la capital de la ‘Catalunya sencera’!”, concluía. En la hora de la verdad, Valls aportó los votos clave para que Barcelona no pasase a ser la torre maestra del tablero de juego del proceso independentista. Lo hizo a cambio de nada y manteniendo sus críticas al modelo de ciudad de Ada Colau y, por extensión, al populismo de izquierdas que, en su opinión, encarna Pablo Iglesias en la política española.

En paralelo, aquella operación representó su ruptura definitiva con Albert Rivera, al que había reprochado su foto de Colón con Vox y el hecho de que Ciudadanos perdiese la centralidad política. Sí, Manuel Valls piensa como un republicano francés: ‘cordón sanitario’ a la ultraderecha y grandes consensos para afrontar la alarma sanitaria del coronavirus, concentrar los esfuerzos en el terreno de la recuperación socioeconómica y renovar el pacto constitucional. No lo dice, pero se ha percatado de que estas son ahora batallas perdidas.

Manuel Valls, con la experiencia política y vital de sus años en Barcelona, se dispone a regresar a la política francesa con la mirada puesta en las elecciones presidenciales del 2022. “No soy candidato a nada, pero quiero ayudar a construir un nuevo proyecto republicano”, explica en ‘Le Point’. Hace autocrítica de sus tiempos de primer ministro: “Me equivoqué, cometí errores, pero no sobre lo esencial” (defensa de la República, laicidad, lucha contra el islamismo y el antisemitismo, compromiso contra la extrema derecha). Y cita a Albert Camus para seguir definiéndose de izquierdas: “A pesar de mí, a pesar de ella, moriré en la izquierda”. ‘Au revoir’, Manuel Valls.

Suscríbete para seguir leyendo