Calles de Oviedo

Si lees el edicto del Ayuntamiento de Oviedo, parece un simple acto formal, un trámite administrativo a través del cual se ejecuta la sentencia de un tribunal. Lo que no dice el papel, sin embargo, es que el recurso que entró en el juzgado y que originó la sentencia fue presentado por la Hermandad de Defensores de Oviedo, con el apoyo del PP. Se trataba de volver a instaurar en el nomenclátor de la capital asturiana los nombres de unas calles que el tripartito de izquierdas había cambiado. Una vez recibida la notificación judicial, el ayuntamiento "se aquieta a la sentencia", es decir, en términos legales, se somete a la decisión sin presentar recurso. Tú dirás. ¡Pero si fueron ellos mismos los promotores del cambio!

¿Los cambios? García Lorca vuelve a llamarse Calvo Sotelo; la calle de las Trece Rosas será oficialmente la del Coronel Aranda, un militar que sofocó la Revolución de Asturias, y Libertad (que es un anhelo) ahora será de nuevo Liberación (que es una imposición). El cambio más hiriente, sin embargo, el más ignominioso y torpe es el de Charles Darwin por Alférez Provisional, con lo cual se demuestra, ciertamente, que venimos del mono. Y volvemos a él. 

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