Tensión entre potencias

La mejor diplomacia

Los achaques de la pandemia han abierto una crisis sin precedentes con consecuencias que no afectan gravemente solo a occidente sino a todo el planeta

El presidente ruso, Vladimir Putin

El presidente ruso, Vladimir Putin / EP

Rafael Vilasanjuan

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No es una guerra fría, pero las potencias están más enfrentadas que nunca, la agenda global no puede andar más caliente estos días. La cumbre entre EEUU y China ha hecho evidente que la batalla por la supremacía no va a jugarse en el ámbito diplomático; tampoco un posible reencuentro entre la Casa Blanca y Vladimir Putin, al que Joe Biden ha calificado como asesino. Por si fuera poco Boris Johnson, libre de la Unión Europea, ha abierto la espita con su deseo de producir más cabezas nucleares, El tablero mundial se mueve pero ¿Dónde queda la diplomacia?

En un momento en que se necesita más que nunca recuperar el sentido de la responsabilidad colectiva, la diplomacia parece perdida. Los achaques de la pandemia han abierto una crisis sin precedentes con consecuencias que no afectan gravemente solo a occidente sino a todo el planeta. Por eso sorprende aún más que la diplomacia ande a la greña y que se abran nuevos frentes, cuando la seguridad de todos está mucho mejor defendida produciendo vacunas, en vez de arsenal atómico.

Occidente se ha lanzado a acaparar las dosis necesarias para vacunar a toda su población, pero olvida al resto y la angustia global avanza. El deseo de vacunarse y salir del marasmo social, laboral y económico al que confina el virus es idéntico en todos los rincones del mundo, pero las dosis de los laboratorios occidentales no llegan y ahí se han volcado rusos y chinos a tejer nuevas amistades. Alianzas para un nuevo tablero internacional. En la región latinoamericana, la vacuna rusa no solo llega a sus socios cubanos y venezolanos, también a México y Argentina, en tanto que Chile avanza como el país que más vacuna en el mundo, con dosis que llegan desde Pekín. Las vacunas se han convertido en la principal arma de seguridad colectiva. Si occidente quiere mantener la legitimidad, tiene que entrar en el juego para que las vacunas lleguen a todos. En tiempos de relaciones frías hacen falta buenas alianzas y compartir vacunas no solo es solidario, es la mejor diplomacia. 

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