La hoguera

La increíble televisión norcoreana

La cadena KCTV se puede sintonizar en internet. Estoy totalmente enganchado, me anestesia y me hipnotiza

Kim Jong un, en la televisión de Corea del Norte.

Kim Jong un, en la televisión de Corea del Norte. / AFP

Juan Soto Ivars

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La cadena principal de Corea del Norte, la KCTV, la puedes sintonizar en internet. Estoy totalmente enganchado, me anestesia y me hipnotiza. ¿Por qué? Es difícil de explicar. Mientras escribo hay dos presentadores que chillan con entusiasmo irrefrenable. Corren por la pantalla lemas revolucionarios y animaciones de fábricas y camiones último modelo, que parecen de los años noventa. Todo esto sobre fondo de música épica, entre la orquesta pachanguera de las fiestas de tu pueblo y un combate de Dragon Ball.

A continuación, programa de karaoke. Imágenes aéreas grabadas con drones sobre urbanizaciones en construcción, comida abundante en cintas transportadoras, turbinas, hormigoneras, tendidos eléctricos y obreros henchidos de felicidad por vivir en el paraíso de los trabajadores. Un 'bulldozer' levanta piedras con su pala y las echa en un remolque y el camarada capataz dirige las operaciones con el dedo, y mujeres con banderas rojas saludan al paso de los volquetes. La letra de la canción va por debajo, marcial, como un ejército que desfila.

Después, noticias. El querido líder visita una granja colectivizada mientras los campesinos gritan locos de júbilo en el día más feliz de sus vidas. Hace sol y se abren zanjas, se abonan los bancales. Hace frío y el vapor sale de la boca de un campesino al que entrevistan, y aunque no entiendo una palabra creo que se felicita por la visita de Kim Jong un y por los excelentes números que alcanzará este año la producción patatera. Luego, información sobre el covid, que sigue destruyendo el mundo capitalista, e imágenes fortísimas de UCIs estadounidenses de las que la CNN se resiste a mostrar. De postre, desfile militar.
Llevo años pinchando la señal por internet. La tele norcoreana ha cambiado mucho respecto a la época de Kim Jong il, en la que las imágenes despedían ese tono grisáceo propio de las cámaras viejas de una tele local. Ahora todo ha cambiado, todo es espectacular. Kim Jong un ha modernizado los planos con drones voladores y los estudios de sus noticiarios ya son indistinguibles de los de la vecina del Sur. Pero hay algunas cosas que no he visto en todo este tiempo. Jamás una tertulia política a grito pelado, ni un solo minuto de cotilleo vociferante, ni gente repugnante diciendo que es hora de que España les conozca como son, ni un solo anuncio estridente de publicidad. La KCTV es como estar en un spa.

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