Pros y contras

Salir a pelear

El paso adelante de Pablo Iglesias es un obstáculo en el camino que se antojaba de rosas para Isabel Díaz Ayuso

errejon iglesias

errejon iglesias / EFE / Ballesteros

Emma Riverola

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Hay algo peor que hacer gala de una independencia que se confunde, demasiado a menudo, con deslealtad. Hay algo peor que contemplar la política como un tablero de ajedrez y jugar a sacrificar peones o caballos para beneficio propio sin reparar en los destrozos de la operación. Hay, sin duda, algo peor que ser un aliado incómodo, con una propensión irrefrenable hacia los focos. Sí, hay algo peor, mucho peor que ser un líder capaz de aunar ambición y tacticismo con un descaro bizarro: abandonar el combate por la comunidad de Madrid.

El paso adelante de Pablo Iglesias contiene muchas incógnitas -¿asustará al votante moderado de izquierdas?- y descoloca al Más Madrid de Íñigo Errejón, pero, sin duda, es una jugada necesaria para Unidas Podemos y un obstáculo en el camino que, hasta el lunes, se antojaba de rosas para Isabel Díaz Ayuso. Iglesias es un revulsivo para la izquierda, siempre lo ha sido. Ahora, con unas formas menos belicosas que en temporadas anteriores. Ante su movimiento cabe esperar más oleaje en el bando progresista. Al frente, el discurso populista de Ayuso y el apoyo de Vox. Toda defensa es poca. Al menos, salir a pelear. 

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