A pie de calle

Cuota de mediocridad

Amanda Gorman

Amanda Gorman / ALEX WONG

Imma Sust

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Que las mujeres que triunfan ahora nos dan mil patadas en activismo, lucha y ovarios a las feministas nacidas el siglo pasado, es evidente. Pero cuando de repente salta la noticia de que un hombre traductor es vetado porque la mujer escritora prefiere a otra mujer para traducir su obra, entonces la cosa se pone seria. Hablo del traductor Víctor Obiols, que ha sido rechazado para traducir el libro 'El turó que enfilem” de la joven poeta estadounidense de 22 años Amanda Gorman. Según las palabras del propio Obiols: "Vetado porque, a pesar de admirar mi currículum vitae, quieren una traductora mujer, activista y preferiblemente negra".

Creo que no hace falta decir que la escritora o escritor está en el derecho de escoger a la persona que crea más conveniente para traducir su libro, ¿no? Dicho esto, alucino con el bombo que se le ha dado a esta noticia. ¿Se imaginan que las mujeres saliéramos en la prensa o nos entrevistaran en la radio cada vez que se nos veta solo por el hecho de ser mujeres? ¿O por no estar suficientemente buenas? ¿O por querer tener hijos? El señor Obiols, puede dar gracias que al menos le han dado una explicación y que esta ha sido sincera. Le han dicho la verdad. Por una vez que una mujer decide contratar a otra mujer en lugar de un hombre, se monta el pollo padre. No veo dónde está el problema ni la noticia. Y más teniendo en cuenta el gran currículum que tiene Obiols. Que no se queda tirado bajo un puente sin trabajo.

Eso que ha pasado se llama sororidad, siglo XXI o que soy mujer y contrato a quien me da la gana. Igual que has hecho tú, hombre, durante millones de años sin dar explicaciones. Y no me vale esto de exigir que la mujer que ocupe el puesto de Obiols tenga que ser perfecta y increíblemente valida. No. Yo quiero que las mujeres mediocres también lleguen al poder. Deseo que tengan trabajo igual que lo han tenido muchos hombres lerdos, corruptos e inútiles. Exijo nuestra cuota de mediocridad.

Como dijo la activista feminista Ana Falú: Cuando tengamos mujeres mediocres en lugares de toma de decisión, habremos alcanzado la igualdad.

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