ANÁLISIS

10 días de gracia para Laporta

Laporta, en el palco del Camp Nou, este lunes.

Laporta, en el palco del Camp Nou, este lunes. / efe

Sònia Gelmà

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

No se entusiasmen. No van a ser cien. Son muchas las heridas, pero en esta carrera sin frenos por la consecución de los avales –con algunos capítulos inquietantes como la renuncia del hombre que defendía el plan que debe suponer el rearme de las dañadas arcas azulgranas--, los que fueron rivales de Laporta durante la campaña, Víctor Font y Toni Freixa, han guardado un respetuoso silencio. Diez días de gracia.

De hecho, el nuevo presidente incluso ha sido disculpado por Emili Rousaud, en Catalunya Ràdio. El que fuera vicepresidente con Bartomeu justificó las dificultades con las que se ha encontrado la nueva junta: primero, por el montante de la operación y segundo, por la desconfianza de los bancos, que piden mayores garantías ante el riesgo que supone la crítica situación del club.

Un tema ninguneado

La presentación del aval fue ninguneada durante la campaña, tema farragoso que no sumaba votos. Parecía algo menor y, sin embargo, ha sido la primera gran piedra en el camino de Laporta hacia la presidencia. Y se podía intuir, porque busquen entre sus conocidos a ver si encuentran veinte que puedan agrupar 125 millones de euros en patrimonio, el doble de lo que tuvo que aportar la última directiva que avaló, en 2010.

Laporta entrará casi derrapando para ser investido sobre la campana. La solución final requiere transparencia para asegurar la independencia de sus decisiones futuras.

Cuando llegó el momento, los abrazos de la noche electoral se tornaron en cruda realidad. Explican ahora que algunos no habían hecho los deberes, que otros, aunque tuvieran poco patrimonio, tampoco se jugaban el cuello como habían prometido, o incluso que los que sí tenían y presentaban su garantía querían controlar al detalle por lo que ponían en juego. Comprensible.

Laporta entrará este miércoles en el club casi derrapando para ser investido sobre la campana. La solución final requiere transparencia para asegurar la independencia de sus decisiones futuras. Y a partir de ahí, confiemos que este accidentado inicio quede en una anécdota, porque este club necesita con urgencia una gestión acertada que le aleje de esa extraña incontinencia que tiene para generar líos.