La nota

¿Un nuevo Pablo Iglesias?

Madrid es un volcán en erupción y tanto Podemos como Isabel Díaz Ayuso quieren ganar buscando la máxima confrontación

Pablo Iglesias

Pablo Iglesias / CAPTURA VIDEO

Joan Tapia

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Hace 30 años, el 12 de enero del 91, Alfonso Guerra dimitió de vicepresidente del Gobierno. Aquello tuvo poco que ver con lo de ayer pues Pablo Iglesias no tiene un hermano 'conseguidor'. Guerra dimitió porque había perdido ascendencia sobre Felipe González, ya no era el amigo de siempre y todopoderoso vicepresidente. Iglesias lo hace porque tras un año de cohabitación en Moncloa nunca tuvo 'el poder' y tras los últimos choques de ministros no hubo cumbre con Sánchez para hablar claro.   

No cumbre, con desplante se paga. E Iglesias, ofendido, se despidió a la francesa, sorprendiendo a Sánchez cuando iba a Montauban a reunirse con Macron para homenajear a Manuel Azaña. Y además le designó en público a Yolanda Díaz como nueva vicepresidenta (y candidata a las próximas elecciones). E Iglesias revistió su dimisión de un noble fin: evitar a Madrid el triunfo de la derecha de Isabel Díaz Ayuso el 4 de mayo. Y Ayuso se apuntó un primer tanto: haber librado a España de la presencia de Iglesias en La Moncloa. Y pasó de "socialismo o libertad" a "comunismo o libertad". Ayuso e Iglesias van a polarizar al máximo. Quieren restar al socialismo tranquilo de Gabilondo y de paso fumigar a Cs.

Madrid es un volcán en erupción. ¿Qué pretende Iglesias? Uno, salir con dignidad -ya que no por la puerta grande- de un Gobierno en el que pintaba poco y que, por ahora, no quiere romper. Dos, lanzar un aviso de que Podemos puede en un futuro abandonar el Gobierno y dejar a Sánchez con 120 escaños en un parlamento de 350. ¡Un infierno! Si así fuera, el anticipo electoral sería obligado a no mucho tardar. Pero aún no estamos ahí y tampoco sabemos qué piensa Yolanda Díaz, una excomunista bien valorada, incluso en medios empresariales.

El tercer objetivo es evitar a Podemos la desaparición en la Asamblea de Madrid si no logra el 5% de los votos, lo que algunas encuestas auguran que podría pasar. Esta meta sí que es casi segura. Y si hay coalición con Más Madrid -que se abre, pero pide respeto- podrían sumar una treintena de diputados (ahora 27). ¿Habrá reconciliación con Errejón? Iglesias puede reanimar a la alicaída izquierda radical, pero no es fácil que logre superar los escaños que ahora tiene el PSOE de Gabilondo (37). Y es casi imposible que sea elegido presidente de la Comunidad ya que, en todo caso, no podría contar con los escasos diputados de Cs que logren sobrevivir (hoy son 26).

¿Qué pretende pues Iglesias, aparte de salir del Gobierno con estruendo y titulares, pero sin romperlo, y de plantar cara a la alianza de Ayuso y de Vox? Seguro que no será 'Mourir à Madrid' (morir en Madrid), título de la famosa película de 1963 de Fréderic Rossif, sobre la guerra civil. ¿Revivir los orígenes del 15-M (del 2011), el movimiento de los indignados por la crisis económica del 2008, y recordar aquello de que el cielo no se alcanza por consenso?

Suena algo teatral. La posible alianza del PP de Ayuso y de Vox tampoco sería el "fascismo" sino una malformación de la derecha española que añora a Aznar y sueña con un Trump castizo. Quizás se trate pues de salir de un atolladero -un antisistema haciendo de vicepresidente de un Gobierno burgués- y de dejar abierta la puerta a una candidatura agresiva de Podemos contra Pedro Sánchez en las próximas elecciones generales. Con un relato: hemos tocado las llagas de Cristo, como Santo Tomás, y hemos comprobado que la socialdemocracia no tiene remedio. Ya lo dijo Santiago Carrillo, no el de la transición, sino el de 1936.  

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