UN RELEVO MUY SOSPECHOSO

Aquí hay gato encerrado

Laporta Giró

Laporta Giró / JAVI FERRANDIZ

Emilio Pérez de Rozas

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Es posible que aunque los candidatos y, por supuesto, el primero de todos el gran triunfador, Joan Laporta, se llenasen la boca, los discursos, los debates, con la palabra «transparencia», jamás sabremos qué ha ocurrido con la salida de escena de Jaume Giró, su mano derecha, el hombre que tenía, dicen, los contactos con los bancos y quien había preparado, comentan, un plan económico (bonos incluidos) para salvar al Barça.

Una cosa es evidente: han tratado de tomarnos a todos por tontos. De nuevo. Nadie se cree que Giró, que, en principio, pensó en ser candidato, luego se ofreció a varios precandidatos como el hombre económico y, más tarde, logró formar tándem con Laporta (creyendo que Jan le amaría más que a su amigo Rafa Yuste), haya estado buscando un trabajito, a días sueltos, en Londres, él que tiene la vida resuelta y soñaba con dedicarse al Barça.

Sin viaje a París

Giró ha ido siempre por la vida de presidente, aunque ocupase un rango inferior. Y, en el Barça, creía que Laporta le designaría vicepresidente primero y no fue así. Jan escogió a su amigo Yuste para que, si le sustituía en caso de emergencia, no moviese los papeles. Dicen que esas cosas, ser primero o segundo, se pactan antes, pero Giró se dio cuenta de la jugada cuando, tras la felicitación de Carles Tusquets en la noche electoral, el presidente de la Gestora le susurró al oído a Jan «podéis venir dos de vosotros a París». "¡Nos vamos a París!", gritó eufórico Laporta aquella noche. Y Jan escogió a su amigo Yuste para hacerse el PCR y no a Giró.

Me cuentan que ésta es la versión ‘light’ del desplante de Giró. Ya ven: me prometiste ser vicepresidente primero, me has engañado, me voy…y, de pronto, surge el Laporta de antes: «Pues ahí está la puerta, adiós, ya encontraré a otro que ponga tu parte del aval». En el fondo, no eran amigos. O lo eran por interés: Laporta necesitaba la agenda y los contactos de Giró y Giró, lejos de Repsol, Gas Natural o La Caixa, necesitaba un escaparate potente para seguir siendo influyente.

La versión más real

Pero hay una versión más jugosa. Y, posiblemente, más real, más auténtica. Varios de los miembros de la junta de Laporta han tenido (tienen) problemas para avalar y hay un rico, en Badalona, dueño de una empresa de energía renovable (mira, como el Factor Energía de Emili Rousaud), que está dispuesto a echarle una mano a Laporta, que decía que tenía cola de bancos para avalarle, con varias decenas de millones de euros como aval.

Pero (siempre hay un pero cuando avalas a otros), el avalador de los avaladores quiere controlar las cuentas del futuro Barça, que son muy duras, retorcidas, tienen mala pinta y son peligrosas (para el que se juega el aval). Pretensión que el 'señor de los avales' acaba de lograr al convertir al vicepresidente de su compañía en el nuevo hombre fuerte de los números culés, es decir, en vicepresidente económico.

Es evidente que la exigencia del avalador de los avaladores indignó (y mucho) a Giró, que se creía el gallo de esa parcela, entre otras razones porque Laporta le había peinado la cresta, no solo sentándolo junto a él en sus múltiples apariciones en campaña, sino convirtiéndole en su representante y sustituto en muchos debates.

Lo siento, pero el ridículo de Laporta, ya superada la campaña y habiendo arrasado, es superior al tema Majó, Jordi Cruyff y/o Xavi de Víctor Font, así como a los faroles de Mbappé y Haaland de Toni Freixas.

Lo vendan como lo vendan.