Messi, Ronaldo y las coplas por la muerte de su padre

La semana en la que el barcelonismo anda de fiesta mayor, yo he acabado sumergido en un pozo de melancolía

Messi, tras fallar el penalti en París.

Messi, tras fallar el penalti en París. / AFP / Franck Fife

Josep Martí Blanch

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Las mañas y ligereza
y la fuerza corporal
de juventud,
todo se torna graveza
cuando llega el arrabal
de senectud.

Extraigo estos versos de una edición ilustrada de 'Coplas por la muerte de su padre' de Jorge Manrique, adquirida hace unos días en el mercadillo dominical del libro de Sant Antoni. Ya saben, la elegía escrita en el siglo XV por un hijo anegado en el dolor tras el fallecimiento de su padre.

El librito ha estado toda la semana dormitando encima de la mesilla auxiliar del salón, convertido en un mudo testimonio de la eliminación europea de la Juve y del Barça en octavos de final de la Champions. Lo de los italianos visto por un barcelonista no debía pasar de la mera anécdota. Y lo de los 'blaugrana' casi que tampoco en tanto que se trataba de un mal trago que ya venía digerido desde que finalizara el partido de ida en el Camp Nou.

Formalizada la eliminación del Barça, la Vecchia Signora había caído un día antes, el periodismo de datos y estadísticas tardó un nanosegundo en explicar que era la primera vez desde el año 2004 que ni Messi ni Ronaldo estarían en los cuartos de final. Diecisiete años después, las dos mayores bestias futbolísticas que ha visto el mundo quedaban apeadas a la primera de cambio de la competición reina del planeta fútbol. La pregunta inevitable: ¿se acabó definitivamente su ciclo? ¿Ha llegado el cambio de era?

Un patito feo del barcelonismo

Nueve de cada diez preguntas que invitan a la conversación pública son una estupidez y la otra es una solemne tontería. Así que, más allá del simple hecho estadístico, la cuestión no hubiera merecido mayor atención de no haber sido por el libro de Jorge Manrique que hojeaba aleatoriamente. 

No se engañe, nadie, no,
pensando que ha de durar
lo que espera
más que duró lo que vio,
pues que todo ha de pasar
por tal manera.

Y ahí sí la eliminación dejó de ser un previsible trámite administrativo para convertirse en algo de mayor enjundia. Messi y Ronaldo, 33 y 36 años, aún no lo han dado todo pero sí han dado ya lo mejor. Como ordena el imperativo en las coplas de Manrique se me avivó y despertó el seso, y aparecieron los recuerdos en los que las cornamentas de ambos jugadores no paraban de embestirse en una lucha sin fin por la corona de mejor jugador de la historia. Y como de esas batallas se beneficiaban sus equipos, obligados a dar la talla para estar a la altura de sus generales como en una versión libre de 'Gladiator: nuestros actos en el césped tienen su eco en la eternidad.

Messi y Ronaldo a casa en octavos. Y de nuevo las 'Coplas':

Cuán presto se va el placer,
Cómo después de acordado
da dolor,
cómo, a nuestro parecer,
cualquier tiempo pasado
fue mejor.

Así es como la semana en la que el barcelonismo anda de fiesta mayor, contagiado por la alegría del nuevo presidente, la aparición de nuevas promesas provenientes de la cantera y la recuperación del espíritu competitivo en el equipo, yo he acabado sumergido en un pozo de melancolía y convertido en un patito feo del barcelonismo. Intentaré redimirme y aprender la lección: no hay que releer, ni siquiera leer, libros amargos. No se apuren si huelen a chamusquina. Será que estoy purificando con fuego mi biblioteca. Lo que sea por ingresar en el club del optimismo.

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