Apunte
Rumores de inflación
Las tasas de los precios se intensificarán este año y los mercados anticipan un repunte de los tipos de interés de la deuda
Rosa María Sánchez
Redactora jefe
Premio Carlos Humanes de Periodismo Económico 2020. Máster Universitario en Investigación en Periodismo por la Universidad Complutense, en 2023. Profesora en el Título de Postgrado Especialista en Información Económica de la Universidad Nebrija. Colaboradora en RNE.
El temor a la inflación empieza a instalarse en los mercados financieros. Se prevé que los índices de subidas de precios empezarán a ser relevantes a partir del segundo trimestre del año. Hay analistas que ven tasas transitorias del 3% en torno al verano en EEUU y ligeramente por encima del 2% en la zona euro.
Una parte de este repunte es obvia, por el efecto escalón: tras el desplome de los precios por el confinamiento total en el segundo trimestre del 2020 la mayor actividad del 2021 se traducirá en un variación positiva de los precios.Y lo mismo sucederá tal vez en el 2022, hasta que se recuperen los niveles de actividad previos a la crisis sanitaria. Hasta aquí, la preocupación debería ser baja o nula.
Gran parte de los gastos que no se hicieron durante la pandemia tendrá que empezar a salir a flote a medida que la vacunación permita eliminar restricciones a la economía y se recupere el turismo, la movilidad y el empleo. Esto podría añadir calor a la olla de la inflación pero, de nuevo, podría ser algo transitorio.
Pero sucede que en EEUU se empieza a descontar una recuperación más rápida e intensa, espoleada por el potente plan económico de Joe Biden. Y aquí podría entrar en juego la reacción en cadena que empiezan a temer los mercados. Una recuperación rápida llama a una subida de precios. Si hay más inflación, el banco central (la Fed, en EEUU) podría empezar a subir los tipos de interés. Si suben los tipos, aumenta la rentabilidad de la deuda pública. Eso supone mayor gasto para los estados, que han acumulado una gran bola de deuda pública durante la pandemia. Además, si sube la rentabilidad de la deuda pública, ya no irá tanto dinero a la bolsa o a activos alternativos, como el bitcoin. En consecuencia podría bajar la bolsa y pincharse la burbuja de los activos de riesgo a los que ha ido el dinero durante todo este tiempo de tipos de interés bajo mínimos.
Hay quien ya empieza a ver este juego en el que una pieza de dominó derriba a todas las siguientes y por eso desde principios de año la deuda pública a diez años está repuntando. En dos meses, la rentabilidad del bono en EEUU ha repuntado en 65 puntos básicos, hasta el 1,65%. El bono español ha repuntado en 33 puntos, hasta el 0,38%.
Pero también hay quien considera que no hay razones para exagerar el temor ya que a fin de cuentas una recuperación más intensa es una buena noticia de la que también sabrán sacar partido las empresas que cotizan en bolsa. La clave está en cómo lo vean unos bancos centrales que hasta ahora, más que por la inflación, estaban preocupados por la deflación.
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