Reconstruir el pasado

'Deep Nostalgia': familiar y fantasmagórico

La aplicación 'Deep Nostalgia' tiene una voluntad positiva y, como bien dice su nombre, apela a la nostalgia personal, aunque no deja de ser curioso que la nostalgia se pueda fabricar y vender

Resultado de la app 'Deep Nostalgia'

Resultado de la app 'Deep Nostalgia' / MyHeritage

Jordi Puntí

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Una de las novedades de mi semana digital —que aún tiene que viralizarse y llegar a mucha más gente— fue la aparición en las redes sociales de la aplicación 'Deep Nostalgia', difundida por el portal My Heritage. Es muy sencillo: cargas en el programa la imagen del rostro de una persona y, alehop, esa cara se pone en movimiento. Levanta la cabeza, gira el cuello, los ojos parpadean, la boca sonríe. El efecto es sorprendente e inquietante, y más cuando son familiares que no has conocido en persona. Lo he probado con mi abuelo paterno y, aunque solo dure unos segundos, da una sensación de proximidad que es a la vez familiar y fantasmagórica, íntima e irreal, y casi esperarías que hablara contigo.

Hasta ahora los programas que utilizaban las facciones de un rostro para insertarlas en otro se habían centrado en la imitación o la parodia, y a menudo eran fraudulentos —en la pornografía, por ejemplo— y atentaban contra la privacidad de las personas. Esta nueva variante tiene una voluntad positiva y, como bien dice su nombre, apela a la nostalgia personal, aunque no deja de ser curioso que la nostalgia se pueda fabricar y vender. Por otra parte, también refuerza la idea de que el pasado nunca deja de fascinarnos. Es como si diéramos un paso más en el viejo sueño de viajar en el tiempo. Así, la era digital nos ha permitido reconstruir monumentos antiguos, entrar en las pirámides virtualmente, pasearnos por la Pompeya de antes de la erupción, y ahora revivir a nuestros familiares.

Me pregunto cuál es el próximo paso en esta reconstrucción del pasado, y pienso en el habla, la voz que nos hace únicos. Recuerdo una serie reciente de ciencia ficción, 'Devs', de Alex Garland, en la que los científicos conseguían oír lo que decía Jesús clavado en la cruz, sus palabras. No creo que lleguemos a tanto, pero hoy los programas de síntesis de voz ya funcionan: basta con unos segundos de alguien que habla para producir una voz artificial sintetizada, a quien puedes hacer decir lo que quieras. Damos vida a las imágenes, pues, y un día tal vez incluso las oiremos hablar. Cuando esto ocurra, ¿qué secretos nos contarán?

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