A pie de calle

El 'no future' era esto

Es de muy mente vieja no entender por qué meter en prisión a un rapero provoca una revuelta juvenil

Manifestación a favor de la libertad de expresión y contra la prisión de Pablo Hasél

Manifestación a favor de la libertad de expresión y contra la prisión de Pablo Hasél

Montse Santolino

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Jóvenes haciendo botellón, jóvenes saltándose las restricciones sanitarias, jóvenes generando disturbios. La pandemia ha dejado a los jóvenes sin calle, sin noche y sin bares, sus espacios naturales de relación, y llevamos un año castigándolos, además, con titulares. Después de dos semanas de manifestaciones arden los contenedores y solo vemos (y solo nos enseñan) al 5% que protesta de la peor manera. El resto parecen transparentes.

Será por eso que no se desmarcan de la violencia como a los adultos nos gustaría. Y es de muy mente vieja no entender por qué meter en prisión a un rapero provoca una revuelta juvenil. Es desconocer cómo esta música urbana está recogiendo y canalizando la rabia y la frustración de toda una generación: lo sabemos bien en mi barrio, que se ha hecho famoso gracias a los millones de visualizaciones de los vídeos de Morad, un rapero mucho más famoso que Hasél. Morad se define como un MDLR (un 'mec de la rue', un chaval de la calle) y su biografía y sus canciones están marcadas por su paso por un centro de menores y por los problemas con la policía. ¿Por qué tanta gente que no tiene nada que ver con eso se reconoce en sus letras?

Morad y Hasél vomitan por todos. Por todos y todas las que están hartas de ser tratadas solo como una molestia, una amenaza o mano de obra barata. O como culos bonitos si estudian en alguna escuela de teatro. En L’Hospitalet hay 44.700 personas entre los 15 y los 30 años. ¿Cómo viven? ¿Qué les ofrecemos? Antes de la pandemia ya se quejaban de no tener lugares de encuentro, ni suficientes plazas ni parques, ni suficientes pistas deportivas ni equipamientos. De los 9.000 que acabaron la ESO el curso pasado solo 2.500 siguen en bachillerato. El resto en ciclos formativos. Saben perfectamente lo que les espera porque el paro juvenil se ceba con los que solo tienen estudios secundarios: si consiguen alguna vez un trabajo será temporal, y si consiguen alguna vez un piso, será compartido. El 'no future' era esto. Con los Sex Pistols solo empezaba.