La nota

Contra el desgobierno

El empresariado unido reclama apoyo a los Mossos y un Govern eficaz que priorice la recuperación económica

BARCELONA 04 03 2021  Economia   Acto empresarial en la Estacio del Nord contra la violencia y en favor de priorizar la recuperacion con mas de 200 organizaciones adheridas bajo el titulo  Ya basta  centremonos en la recuperacion   FOTO de FERRAN NADEU

BARCELONA 04 03 2021 Economia Acto empresarial en la Estacio del Nord contra la violencia y en favor de priorizar la recuperacion con mas de 200 organizaciones adheridas bajo el titulo Ya basta centremonos en la recuperacion FOTO de FERRAN NADEU / Ferran Nadeu

Joan Tapia

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En los últimos años, demasiadas veces, el empresariado catalán no ha sabido hacer escuchar su voz -sus legítimos intereses y sus puntos de vista- tanto ante el poder político catalán como ante los gobiernos de Madrid. Parte de la parálisis de los últimos años -especialmente desde que Artur Mas abandonó el pragmatismo proverbial de Pujol y de CDC- se debe también a que el empresariado no supo reaccionar con la energía suficiente. Ni ante la deriva hacia ninguna parte por la que se deslizó la Generalitat ni ante la ceguera e incompetencia del Gobierno de la derecha española.

Por eso el acto de este jueves, liderado por el activismo de Sánchez Llibre, la cooperación entre Foment y Pimec y el apoyo de 300 entidades del mundo empresarial, es muy relevante. No es solo una reacción tras los graves y tristes sucesos de los últimos días, sino que su manifiesto expone las grandes líneas de las aspiraciones de los agentes económicos que -junto a los sindicatos- son esenciales en todos los países que intentan afrontar con responsabilidad su futuro económico y su cohesión social. Y conviene destacar la presencia de Femcat, lobi del empresariado nacionalista, e incluso a última hora de la Cambra, aunque esta entidad, cercana a la ANC, no suscribió el documento. 

El mensaje del empresariado es un grito de alarma contra el desgobierno de los últimos tiempos que se concreta en dos o tres demandas muy explícitas. La inmediata es que la paz ciudadana y la tolerancia cero con la violencia y el vandalismo son condiciones sine qua non para las inversiones industriales, la recuperación de la industria turística -que ahora se palpa la importancia que tiene- y la imagen de Catalunya como país solvente. Ello lleva a exigir un apoyo claro del Govern a los Mossos en su tarea -no siempre cómoda- de garantizar el orden público.

El segundo mensaje es que es urgente la formación de un Ejecutivo coherente, fuerte y eficiente que priorice la recuperación económica. Que Catalunya crezca no solo menos que Madrid sino también por debajo de la media española, como ha pasado los últimos años, es una señal de alerta: algo está fallando en un país que fue -y debe seguir siendo- el motor económico de España. Y los empresarios acaban afirmando, sin entrar en detalles que no les corresponden, que sería muy conveniente tanto un consenso político amplio -la superación de los bloques de los últimos años- como la seguridad jurídica. Sin seguridad jurídica, o sea sin el respeto a la ley -que puede ser legalmente modificada- la vida política y la actividad económica están lastradas de origen.

Los dos principales partidos en las últimas elecciones políticas -curiosamente ERC en las españolas y el PSC en las catalanas- deben sacar sus conclusiones. No escuchar -que no es acatar- estas inquietudes sería irresponsable. Y sorprende que sea Jéssica Albiach, la candidata de los 'comuns', partido nada business friendly, la que más aboga por un difícil pacto transversal que favorecería los consensos reclamados.

Más extraño es lo que pasa en JxCat, el tercer partido que, les guste o no, viene de la antigua y pragmática CDC, y que ha ganado las elecciones en los distritos más acomodados de Barcelona. Mientras el 'conseller' Sàmper -tarde- ha expresado su apoyo a los Mossos, su dinámica candidata Laura Borràs se ha ido a la prisión de Lleida a visitar al rapero Hasél y lo ha calificado de “preso político”. Difícil de entender. Hasél -que yo sepa- no es como Oriol Junqueras, Jordi Sànchez o Joaquim Forn. 

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