La nota

Y pese a todo...

La bolsa española fue la europea que más creció en febrero, lo que indica confianza de los mercados en el futuro de las empresas del país

Inversiones

Inversiones / economia

Joan Tapia

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No vivimos momentos de optimismo. En España los muertos por coronavirus han ascendido en febrero a 10.832, la cifra más alta desde el pasado abril, al principio de la pandemia. Y puede que la evolución del PIB vuelva a ser negativa en el primer trimestre. 

En Catalunya la aparición de altos grados de violencia en las manifestaciones contra la prisión del rapero Hasél, la escandalosa pasividad del Govern y que ERC dependa de la CUP en las negociaciones para elegir al nuevo 'president', no auguran tampoco nada bueno. Máxime cuando el propio 'conseller' de Interior confirmó ayer el papel de Arran, organización juvenil de la CUP, en la violencia de los últimos días que llegó al máximo el sábado con el intento de quemar una camioneta de la Guardia Urbana con una agente dentro.

Sin embargo, no todo es negativo. Hay también que tomar nota de algunos datos positivos que indican que lo peor está lejos de ser ni seguro ni incluso lo más probable. Paul Krugman ha insistido en que los mercados y sobre todo la Bolsa no son la economía. Las acciones pueden subir y la economía ir mal. Fue el divorcio del pasado año entre las fuertes alzas de Wall Street y el aumento del paro en Estados Unidos como consecuencia del coronavirus. 

No obstante, las bolsas registran tendencias de futuro. Y en este sentido es relevante que el Ibex, el índice representativo de las grandes empresas españolas -en el que invierten muchos ahorradores y fondos internacionales- ha tenido un buen comportamiento en febrero (subió un 6,03%), la mayor alza de todas las bolsas europeas, por encima incluso del Mib italiano pese al efecto Draghi. 

Los inversores confían en un repunte de la economía española que ha sido muy castigada por la caída del turismo y las restricciones a la normalidad

Y quizá lo más sustantivo es que los valores que más han subido han sido IAG (Iberia), un 38%, Meliá (29%) Repsol (28%), los bancos, Inditex (11,5%) y Aena (10,6%). No son tecnológicas, sino empresas más tradicionales ligadas a los viajes, hoteles, petróleo y consumo que indican que los inversores confían en un repunte de la economía española que ha sido muy castigada por la caída del turismo y las restricciones a la normalidad. 

Tras esta subida está la creencia de los mercados mundiales en que la vacuna y el fuerte paquete expansionista del presidente Biden (1,9 billones de dólares o el 8% del PIB) con cheques-regalo de 1.400 dólares a muchas familias, harán rebotar con fuerza no solo la economía americana, sino también la europea. Y la convicción es tal que incluso ha hecho rebrotar el temor a la inflación y como consecuencia el tipo de interés de los bonos americanos y europeos. Es un dato positivo, en cuanto indica que los mercados creen en una reactivación fuerte. Pero los bancos centrales frenarán un repunte precipitado de los tipos de interés que podría llegar a abortar el crecimiento.

Los inversores creen que las empresas clásicas van a ir bien en los próximos meses porque la economía rebotará y bajarán las restricciones a los viajes. La prueba es que en Estados Unidos el índice más alcista la semana pasada, que acabó con una pequeña corrección por la subida del interés del bono americano a 10 años, no fue el tecnológico Nasdaq, sino el Dow Jones, en el que cotizan las empresas tradicionales y que llegó a su máximo histórico el pasado miércoles.

En febrero el Ibex -la nota que ponen los mercados al futuro de las empresas españolas- transmitió confianza. No es para lanzar las campanas al vuelo, pero conviene tenerlo en cuenta para desterrar el pesimismo cósmico que a veces nos invade. Y para parar los pies a los profetas del catastrofismo. 

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