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La invisibilidad del género en el covid-19

Conocer en qué medida la pandemia afecta de forma diferente a mujeres y hombres es un paso fundamental para crear políticas e intervenciones eficaces y equitativas

Vacunación contra el Covid con la vacuna de Pfizer a mayores de 80 años.

Vacunación contra el Covid con la vacuna de Pfizer a mayores de 80 años. / FERRAN NADEU

Carme Borrell

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En marzo de 2020, la revista 'The Lancet' ya enfatizaba que conocer en qué medida el covid-19 afecta de forma diferente a mujeres y hombres es un paso fundamental para comprender los efectos de una emergencia de salud en la comunidad, y para crear políticas e intervenciones eficaces y equitativas.

Pero a pesar de que se ha documentado mucho la pandemia, la reflexión del impacto del covid-19 según género ha sido poco desarrollada. Menos del 10% de las publicaciones científicas sobre el covid-19 indexadas en la base de datos de publicaciones biomédicas de la National Library of Medicine tienen en cuenta el género. Además, la mayoría de países no suelen desagregar los datos por sexo en los informes habituales o lo hacen de forma parcial.

Los datos disponibles muestran que el número de personas enfermas es ligeramente superior en las mujeres, pero las cifras de personas hospitalizadas, ingresadas en las ucis o fallecidas son superiores en los hombres. El hecho de que el covid-19 tenga unas consecuencias más graves en los hombres ha sido descrito en diferentes países del mundo. Entre las posibles explicaciones hay que señalar las diferencias biológicas, ya que el sistema inmunitario de las mujeres es más potente que el de los hombres, lo que explica su menor susceptibilidad a las infecciones. En segundo lugar, algunas enfermedades crónicas relacionadas con el covid-19 (como las enfermedades respiratorias crónicas o las cardiovasculares) son más frecuentes en los hombres. Finalmente, el consumo de tabaco y de alcohol es superior en los hombres, lo que también está relacionado con las enfermedades crónicas.

La feminización de las profesiones que tienen que ver con los cuidados y las consecuencias sociales y económicas derivadas de la crisis sanitaria hace que ellas también sean vulnerables

Sin embargo, las mujeres también son vulnerables al covid-19, ya que la feminización de las profesiones que tienen que ver con los cuidados hace que ellas estén más expuestas. Así, por ejemplo, hay más mujeres que ejercen profesiones sanitarias y sociales. Y hay que recordar que los porcentajes de mujeres con trabajo temporal y trabajo parcial son superiores a los de los hombres, y estos trabajos más precarios probablemente les impide hacer teletrabajo y por lo tanto están más expuestas a la enfermedad. Por otra parte, las mujeres también son las principales cuidadoras de menores, de personas mayores y de personas enfermas, lo que aún es más evidente durante el confinamiento o en épocas de teletrabajo.

Otro aspecto relevante son las consecuencias sociales y económicas del covid-19 que también tienen repercusiones en la salud de las mujeres. Habitualmente ellas tienen una situación socioeconómica más precaria que los hombres, lo que se acentúa con la crisis económica causada por la enfermedad, ya que buena parte de las mujeres trabajan en sectores en que la crisis ha afectado más como la restauración o el turismo. También hay evidencia de que, en tiempos de confinamiento, aumenta la violencia machista en el ámbito de la pareja. De hecho, en el año 2020 en España han aumentado las llamadas por violencia de género a pesar de que las denuncias hayan disminuido. Y ya hay investigaciones que ponen en evidencia que el confinamiento ha afectado más a la salud mental de las mujeres que a la de los hombres.

A continuación se describen algunas acciones que, según Naciones Unidas, los gobiernos deben adoptar para tener en cuenta las desigualdades de genero en el covid-19. En primer lugar, garantizar las líneas de atención telefónica y los servicios para todas las víctimas de violencia de género, tal como se ha hecho en nuestro país. En segundo lugar, los paquetes de rescate y estímulo financieros deben incluir medidas de protección social que reflejen las circunstancias especiales de las mujeres y el reconocimiento de la economía del cuidado. En tercer lugar, hay que incluir a las mujeres en la toma de decisiones respecto de las iniciativas de respuesta a la pandemia, no solo en la toma de decisiones políticas, sino también teniendo en cuenta a las mujeres más afectadas, como por ejemplo las profesionales sanitarias y sociales. En cuarto lugar, hay que formular políticas dirigidas a apoyar un reparto equitativo de la carga de cuidados entre mujeres y hombres. Finalmente, hay que asegurar que la vigilancia del covid-19 tenga en cuenta el género y los otros ejes de desigualdades como la clase social o el país de origen. Todas estas medidas ayudarán a reducir la invisibilidad del género en el covid -19.

Carme Borrell es miembro de la Red de Científicas Comunicadoras de EL PERIÓDICO