Selección cinéfila

Globos y vacunas

Mi vecino de 90 años dice que los Globos de Oro deberían haber sido pospuestos, y haberse doblado el número de nominados en la edición del próximo año

Tina Fey y Amy Poehler, presentadoras de los Globos de Oro

Tina Fey y Amy Poehler, presentadoras de los Globos de Oro / AP / PAUL DRINKWATER

Albert Espinosa

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Artículo 727. La madrugada de este lunes son los Globos de Oro, los primeros desde la pandemia. Es una ceremonia extraña en todos los sentidos. Los nominados, las películas, todo parece cogido con pinzas. Serán unos premios extraños donde todos los ganadores sabrán que han obtenido el Globo de una edición diferente y especial. Ni mejor ni peor, sino muy especial por lo que significa todo lo que hemos vivido en estos meses tan duros.

Mi vecino de 90 años siempre se queda a ver la ceremonia, escucho sus pasos a las tantas de la madrugada y le escucho aplaudir a sus favoritos. Yo hago lo mismo y a veces los dos silbamos cuando estamos disconformes con algún premio.

El otro día me lo encontré y me dijo que no se quedaría a verlo, que este año eran unos galardones de saldo. Y añadió… Casi os lo cuento después de lo mejor de mi semana.

Tercer puesto. ‘Déjales hablar’, escrita por Deborah Eisenberg (HBO). Interesante película sobre los desencuentros de esta vida y los secretos que uno se guarda y un día explotan cuando no lo esperas.

Segundo lugar. ‘Anem per feina’ (Betevé). José Corbacho logra un programa muy interesante. Cada documental te ofrece una versión diferente e imaginativa en estos tiempos de covid.

Primera posición. ‘Oliver Sacks: una vida’, dirigido por Rick Burns (Filmin). Un bello documental que logra que entres en la cabeza de Oliver, que te lleva en volandas a través de una de las vidas más intensas siempre relacionadas con el poder de la mente.

Y mi vecino de 90 años añadió que hay veces que se ha de saber que no es el momento, y este año él creía que deberían haberlos anulado y el año siguiente tendría que haber el doble de nominados.

Luego me explicó algo muy interesante, me dijo que en estos tiempos complicados todos deberíamos ceder y me habló del inventor de la vacuna de la polio, Jonas Salk, que decidió no patentar su vacuna porque sería como patentar el aire o el agua, que son necesarios para sobrevivir.

No añadió nada más. Siempre tiene razón.  ¡Feliz domingo!