ANÁLISIS

La nueva modestia del Barça

Nadie nos regalará una buena reconstrucción del club. Está al alcance, pero necesita mucho acierto y pocos sectarismos

Busquets trata de frenar a Mbappé ante De Jong y Dembélé.

Busquets trata de frenar a Mbappé ante De Jong y Dembélé. / Efe / Alberto Estévez

Antonio Bigatá

Antonio Bigatá

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Dicho con el menor catastrofismo posible, Sevilla y PSG pusieron al voluntarioso Barça en su sitio. Dos buenos equipos ya hechos nos mostraron con pocos días de diferencia su neta superioridad respecto a otro a medio hacer y sin recursos económicos para acelerar su crecimiento. Vale la pena aceptarlo. No hay que rasgarse las vestiduras pese a que lo que llamamos Madrid todavía se alegrará cierto tiempo por lo que nos irá pasando.

Quien pensaba que el Barça de este año podía optar a ganar la Champions era iluso, aunque -fútbol es fútbol- había alguna pequeña probabilidad de clasificarse ante estos buenos pero todavía irregulares parisinos si coincidía un encuentro perfecto nuestro con uno deslavazado suyo. Pero por lo que se vio en el Camp Nou el PSG de Pochettino y Mbappé en un plazo brevísimo de tiempo entrará en una etapa formidable de éxitos similar a la que ya ha dejado atrás el Barça. Me refiero a la calidad de su combinatoria, a la intensidad inteligente, a la capacidad de mandar en el campo y a la eficacia en las áreas. Ya está al nivel del City de Pep Guardiola, el Liverpool de Klopp y el Bayern de Lewandowski. En ese mismo plazo de tiempo, si el Barça en su nueva modestia estructural continúa trabajando mucho para encajar unas piezas y sustituir otras conseguirá armar un equipo mejor al actual, pero quedará todavía bastante alejado de regresar a los grandes momentos de gloria. 

Pensar en el año que viene

Son previsibles más momentos duros para el barcelonismo antes de que enderece de verdad las cosas. Le quedan algunas posibilidades en la Copa, no muchas, si hiciese un partido perfecto en la vuelta en el Camp Nou. Es una pena que esté pendiente de un hilo cuando ya están eliminados el once con más argumentos para conquistarla, el Atlético y ese Real Madrid siempre luchador y bien ayudado, pero ahora el Sevilla futbolea mejor y encima tiene la renta positiva que logró en el Sánchez Pizjuán. En la Supercopa perdida ante el Bilbao y en las difíciles victorias recientes ante equipos todavía más flojos, el Barça ha dejado constancia de que mejora pero que sus ilusiones deben centrarse más bien en la temporada que viene cuando estén más cuajados los casi mágicos pero aún tiernos Pedri y Ansu Fati.

Cuando me refería a un horizonte inmediato duro estaba pensando que nadie debe hacerse ilusiones sobre la continuidad de Messi (que desde que ha vuelto a estar voluntarioso nos alegra los partidos aunque ya no alcance a tener las fuerzas imprescindibles para doblegar al PSG si los parisinos no fallan). Messi se irá. Nos lo decía esta semana con la mirada. A partir de junio no apadrinará a los chicos que con él aprenderían mas deprisa. Se irá porque aquí además de tener difícil conseguir los próximos campeonatos también carece de un Barça capaz de ayudarle a conseguir los grandes premios individuales que tal vez todavía están a su alcance según la camiseta que se endose. También nos causará dolor el adiós inmediato que debería darle el club a tipos que nos han dado tanto como Piqué y Busquets, pero la apuesta por la renovación debe ser completa e implacable o quedaremos encallados prolongando horas tibias si no se hace. Y vete a saber si en lo que se debe estructurar tendría que estar Griezmann. O si, tal como está el Barça, cuando acabe su contrato decide marcharse Dembélé. O que la ley de la pela nos robe a alguno de los jóvenes que nos ilusiones. 

El papel de la nueva directiva

La directiva que salga de las urnas tiene que recoser muchas cosas, encontrar dinero , regar ilusiones y construir cimientos para evitar los nuevos riesgos que amenazan a un club que, de verdad de verdad, únicamente tiene el valor sentimental de una afición herida a la que ni siquiera le han dejado pisar el estadio en la etapa de la culminación de la descomposición. Pero con paciencia, talento y esa afición pueden acortarse los plazos que ahora nos separan de una buena reconstrucción. Nadie nos la regalará. Está al alcance pero necesita mucho acierto y pocos sectarismos (rencores personales, desatinos políticos, amnesias futbolísticas deliberadas). Va a empezar una final en campo contrario y con muchos florentinos guiando el VAR y sus similares. Pero de la cohesión de los seguidores depende que haya o no partido.