Grietas

Salvo sorpresas, ERC liderará un gobierno de coalición independentista. Son numerosos los retos a afrontar. El más urgente, la gestión de la pandemia y el combate contra la debacle económica. Pero en la lista de deberes, no todos los desafíos son tangibles. La propia improbabilidad de un gobierno constituido con la suma de las izquierdas señala uno de los principales lastres de Catalunya.

Sentirse solo catalán o solo español o conjugar ambas almas siempre ha sido un elemento importante en la decisión del voto en Catalunya. Pero lo vivido durante los últimos años ha exacerbado los bloques identitarios y sellado la mayoría de las grietas. Se han reducido tanto las posibilidades de que una persona que se sienta exclusivamente catalana vote al PSC como que una que se sienta también española vote a ERC. La dificultad para situar el debate en el eje derecha-izquierda y la visceralidad del discurso (agravada por la polarización de las redes) solidifican los bloques. El populismo identitario crece en todo el mundo, carcoma para la democracia y la convivencia. Abramos grietas, aún estamos a tiempo. Desoír a los intransigentes sería un primer paso.  

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