Análisis político

Lo que dice Iglesias

Si el sultán de Podemos se equivoca siempre, entonces España ha alcanzado la perfección democrática, a diferencia de Estados Unidos, Francia o las monarquías nórdicas

MADRID 16 12 2020 - El vicepresidente segundo del Gobierno  Pablo Iglesias  asiste a la sesion del Congreso de los Diputados en la que el presidente del Gobierno  Pedro Sanchez  comparece a peticion propia para informar de los dos ultimos consejos europeos y de la situacion en que se encuentra Espana en este momento de la pandemia  a las puertas de la Navidad  EFE J J  Guillen

MADRID 16 12 2020 - El vicepresidente segundo del Gobierno Pablo Iglesias asiste a la sesion del Congreso de los Diputados en la que el presidente del Gobierno Pedro Sanchez comparece a peticion propia para informar de los dos ultimos consejos europeos y de la situacion en que se encuentra Espana en este momento de la pandemia a las puertas de la Navidad EFE J J Guillen / EFE / J. J. GUILLÉN

Matías Vallés

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La campaña de Zapatero en 2004 aspiraba a invertir literalmente el “retroceso democrático” aznarista. Es decir, el PSOE de un candidato particularmente tímido ya denunciaba las carencias democráticas dos décadas atrás. La jauría no se abatió contra el aspirante al que llamaban “Bambi”, con la fiereza exhibida cuando el líder de Podemos ha apuntado que “en España no hay plena normalidad democrática”. Lo grave no es lo que dice Iglesias, sino que lo dice Iglesias. Ahora que el partido morado pierde todas las batallas después de muerto, tal vez decline la animadversión suscitada por el politólogo que asaltó los cielos camino del infierno.

Los electores de las catalanas se han confabulado para avalar el discurso de Iglesias, sin necesidad de votarle. ERC rebaña una treintena de escaños desde la cárcel, JxCat desde Bruselas, la CUP domicilió a una dirigente en Suiza, sin olvidar que el inspirador del impronunciable PDeCAT está condenado por desobediencia. También Podemos tiene a un presunto desobediente a la espera de juicio, con lo que la “plena normalidad” flojea cuando menos por el flanco de la plenitud. En todos los casos, los políticos citados atendían a las peticiones de sus votantes, y su continuidad corrobora que no han defraudado a la parroquia. En fin, si el sultán de Podemos se equivoca siempre, entonces España ha alcanzado la perfección democrática, a diferencia de Estados Unidos, Francia o las monarquías nórdicas. Y como prueba de que el crimen estriba en que lo dice Iglesias y no en lo que dice, no obviaremos el debate sobre la equiparación de exilios. Qué lástima que los huidos del franquismo no predijeran la alta estima en que les tendrían sus descendientes. De haberlo sabido, el exiliado Araquistáin no hubiera acusado de “estreñimiento mental” a Gordón Ordás, presidente del gobierno de la República en el mismo exilio. Como mínimo, los desterrados de ambas épocas comparten las querellas intestinas. La pureza es un arma letal, aunque Iglesias no haya excavado estas honduras.