Pros y contras

Los traidores

Junts se agarrará a la mayoría independentista para seguir pidiendo la luna, pero ahora ERC ya sabe que puede sobrevivir a la acusación de traición

Raül Romeva, Carme Forcadell, Pere Aragonès, Dolors Bassa y Oriol Junqueras en el acto final campaña electoral de ERC.

Raül Romeva, Carme Forcadell, Pere Aragonès, Dolors Bassa y Oriol Junqueras en el acto final campaña electoral de ERC. / MANU MITRU

Emma Riverola

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Apenas Laura Borràs había llegado al ecuador de su discurso la noche electoral, cuando Junqueras apareció ante el atril en la sede de ERC. Tijera gana a papel. Los republicanos se impusieron en los televisores. Toda una declaración de principios, también de guerra. Esto va a ser duro. Sí, el independentismo ha ganado en Catalunya, pero ha validado la línea capaz de dialogar con el Gobierno central. La ventaja es pírrica y ERC es un aliado volátil, pero ha logrado el ansiado 'sorpasso'.

Que el ganador de las elecciones sea Salvador Illa difícilmente dará a Catalunya un Gobierno de izquierdas (imposible mientras el discurso nacionalista sea dominante), pero acalla a los que daban por muerto al PSC y es un espaldarazo innegable al Gobierno de Sánchez y a esa mesa de diálogo cuyo principal logro, por ahora, es seguir viva. Junts (Puigdemont) se agarrará a la mayoría independentista para seguir pidiendo la luna (o manteniendo Waterloo), pero ahora ERC ya sabe que puede sobrevivir a la acusación de traición. Ese escarnio que algunos miembros destacados de la lista de Junts celebran, ese agravio que tan rápido se lanza contra la mitad de Catalunya.

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