Junts, por detrás de ERC

La culpa es de Puigdemont, no del PDECat

Fue decisión de Waterloo purgar al PDECat y situar a JxCat en la radicalización, desde donde es muy difícil pactar y gobernar

Carles Puigdemont en un acto de campaña de Junts, en Vic.

Carles Puigdemont en un acto de campaña de Junts, en Vic. / Pere Francesch

Ernest Folch

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Con el independentismo cruzando su última frontera con más del 50% de los votos, el ganador de las elecciones en Catalunya, es decir, el que puede gobernar, no es el que saca más votos sino el que saca más escaños dentro del soberanismo. Por eso el presidente no será Salvador Illa sino Pere Aragonès. La cuestión central, pues, es por qué se ha invertido el poder en el único bloque con posibilidades de gobernar y por qué JxCat pierde ante ERC y le cede por primera vez toda la iniciativa política.

El espejismo de la aritmética parece proporcionar una primera explicación: los 77.000 votos del PDECat le hubieran podido dar la victoria a JxCat. Esto ha dado pie a teorías exprés que culpan a la formación de Artur Mas de la derrota de Puigdemont, pero si recapitulamos un poco veremos que la realidad, como siempre, es mucho más compleja. Porque el origen de la fatal escisión es de hace menos de seis meses, cuando Quim Torra y Puigdemont decidieron fulminar a la 'consellera' Chacón y culminar así la expulsión del PDECat. Es decir, fue una decisión de JxCat, ideada desde Waterloo, y no una conspiración exterior, que además obligó a tomar partido a una figura relevante como Artur Mas, a quien (paradojas de la vida) señalan ahora los que hasta hace nada le rendían pleitesía. Pero es que, además, lo relevante de la expulsión del PDECat del Govern es que fue ideológica, porque recordemos que entonces se trataba no solo de asegurar el poder sino de mantener la pureza independista, y Puigdemont creía que Chacón, Mas y compañía eran demasiado tibios y pactistas.

Es decir, la gente que ha votado al PDECat lo ha hecho consciente de votar a una formación con una estrategia opuesta a la de JxCat, que por iniciativa propia se ha ido alejando del centro del tablero, el único lugar en política, como ha demostrado ERC, desde donde se pacta y, en consecuencia, se gobierna. No, no ha sido el PDECat el que ha impedido la victoria de JxCat. Ha sido el propio JxCat, guiado por una estrategia fallida de Puigdemont. Que cada palo aguante su vela.