El resultado electoral

Catalunya vota negociación

Tanto el PSC, ganador de las elecciones, como ERC, la única formación con posibilidades de alcanzar la presidencia, han apostado por la negociación, y eso es lo que debería prevalecer

Salvador Illa y Pere Aragonés

Salvador Illa y Pere Aragonés

Josep Martí Blanch

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Los galones de general del independentismo y del constitucionalismo cambian de chaqueta. La extrema derecha abre un boquete que acaba con la anomalía europea que suponía que en el Parlament solo tuviese representación la extrema izquierda. El soberanismo pausado del centroderecha no obtiene ni un solo diputado. Cs y el PP triturados. En Comú Podem donde estaba. El independentismo obtiene por primera vez en unas elecciones más del 50% del voto. Este es el reparto de cartas. 

La partida está en manos de ERC. Solo ellos pueden articular dos mayorías de signo distinto para alzarse con la presidencia y eso en política es un privilegio. Aunque parecen dispuestos a renunciar a él. A eso apuntan al menos las palabras de Oriol Junqueras renegando, con los resultados ya dormidos, con extrema vehemencia de los socialistas en TV-3.  

Los republicanos son conscientes que repetir Gobierno con JxCat, sobre las mismas bases del anterior, no tiene sentido porque se ha demostrado un fracaso. Pero el llamamiento que hacen para armar un Ejecutivo en el que estén la CUP, En Comú Podem, JxCat y ellos mismos es mera táctica. Ofertarlo sirve tan solo para rebajar las pretensiones de Laura Borràs y los suyos, puesto que la estrategia de confrontación de los 'junteros' es incompatible con la 'vía ancha' de largo plazo que propugna ERC.  

Los equipos de propaganda venden el relato de que o JxCat asume que el programa independentista que va a aplicarse es el de los de Oriol Junqueras o la negociación entre independentistas puede desembocar en la repetición de las elecciones. Del lado contrario, JxCat apunta a un empate técnico para no pasar por el aro y también flirtea con un bloqueo. Pura estrategia negociadora a fecha de hoy. Ya veremos en el futuro. Además en esta fiesta también está invitada la CUP, que valora incluso la asunción de responsabilidades. 

El otro gobierno posible, el tripartito, no parece factible en su formulación clásica porque las bases republicanas no podrían digerirlo. Otra cosa es que, fracasado el escenario anterior, se abran nuevas perspectivas para un Gobierno de ERC con En Comú Podem y el PSC brindando su apoyo desde fuera. Aunque este camino se antoja imposible porque está lleno de minas. Un ejemplo: la fiscalía recurriendo el tercer grado de los presos apenas unas horas después de echar el cierre los colegios electorales. 

Hay otros elementos relevantes. El mando efectivo del gobierno vuelve a Catalunya después de más de tres años ubicado en Bélgica. La derrota de Carles Puigdemont diluye la baza de la presidencia y el gobierno legítimo en el exilio.

Desde el punto de vista sistémico, Catalunya sigue dividida en bloques. Hay, eso sí, un detalle que debería tenerse en cuenta y cambiar dinámicas. Tanto el PSC, ganador de las elecciones, como ERC, la única formación con posibilidades de alcanzar la presidencia, han apostado por la negociación. Debe tenerlo en cuenta cualquier gobierno que se forme. Porque eso y no otra cosa es lo que mayoritariamente ha votado Catalunya.

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