Pros y contras

Fuera mordazas

Una democracia no puede permitirse que un músico, cualquier artista, sea encarcelado por expresar su opinión

Entrevista a Pablo Hasél

Entrevista a Pablo Hasél

Emma Riverola

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A trancas y barrancas, con nocturnidad y alevosía, apártate tú que me pongo yo… Nadie dijo que armonizar un gobierno de coalición fuera fácil. Los logros más parecen fruto de reñidas competiciones por el foco que por trabajados consensos. Pero, sea por razones o por agitaciones, bienvenidos los avances. Sin fecha ni concreción, el Ministerio de Justicia ha anunciado la intención de “plantear” una reforma del Código Penal para que los delitos de opinión no acarreen penas de cárcel. A escasos día del 14-F y a punto de entrar Pablo Hasél en la prisión, la medida huele a electoralismo. Pero el hedor del constreñimiento de la libertad de expresión es peor, mucho peor. 

La cuestión excede de los casos particulares. Poco importa si este u otro cantante expresan arte o solo vomitan rabia, si la sombra de la arbitrariedad no solo anida en el fascismo que delatan, si hay más necedad que pensamiento. Una democracia no puede permitirse que un músico, cualquier artista, sea encarcelado por expresar su opinión. Esa mordaza insoportable siempre tiene hambre y acaba devorando hasta el discernimiento. Callados, obtusos, obedientes, así nos quiere.