Que sean de 30

Son solo dos ejemplos. La serie ‘The undoing’: Hugh Grant y Nicole Kidman como pareja protagonista. Él luce un expresivo rostro poblado de arrugas y flacidez. Ella, una tez tersa, inquietantemente -y artificialmente- tersa. La película ‘Crímenes de familia’: Cecilia Roth y Miguel Ángel Solà como matrimonio de jubilados. El mapa de la edad se dibuja en el rostro de él. En el de ella, un retrato sin bolsas en los ojos ni apenas arrugas. Kidman, 53 años. Roth, 64. 

Durante años, las mujeres mayores de 50 años prácticamente desaparecieron de los papeles protagonistas. Ya no es así. Ahora asistimos a un desfile de actrices que, en la gran mayoría de los casos, parecen haber pactado con el tiempo. Cuerpos cincelados por horas de gimnasio, dietas inhumanas y bisturís. Rostros anclados en una juventud improbable. Imposible encontrar un espejo en esas mujeres. Si acaso, el reproche social por ser incapaz de burlar la madurez. Una fuente de insatisfacción y una alegría para la industria de la estética. Señores y señoras directoras, si necesitan que parezca joven, déjense de ofensas y contraten a una de 30. Nuestro equilibrio emocional lo agradecerá.