Salir a ganar

La derecha sostiene que la candidatura de Salvador Illa es no solo una operación de ‘marketing’ del que califican como “el peor ministro de Sanidad de la Unión Europea”, sino una pista de aterrizaje para pactar con ERC y reeditar de alguna forma un tripartito que le garantice a Pere Aragonès la presidencia de la Generalitat. Todo ello, claro está, a cambio de que Pedro Sánchez conserve la Moncloa y el capricho del Falcon. Pero este análisis tan chusquero, que ha vuelto a resonar en el Congreso a cuenta de la moción a favor del diálogo tras el 14-F (una mesa que se ha reunido solo una vez, principalmente por las desavenencias entre los propios independentistas y no tanto por la pandemia), olvida lo más importante. Illa no se presenta para perder, sino que ha salido a ganar. A diferencia de la candidatura de Miquel Iceta en la que había mucha resignación ante una nueva victoria independentista, el exministro ha puesto el tablero electoral patas arriba.

Este vuelco en el escenario ha generado muchos nervios, y la mayor prueba es el intento del Govern por desconvocar las elecciones para trasladarlas a finales de mayo con la excusa sanitaria. Añadamos el alud de descalificaciones diarias de los republicanos hacia el candidato socialista, a quien se quiere hacer pasar por Inés Arrimadas cuando lo que Illa propugna es pasar página al ‘procés’ sin odios ni rencores. El miedo al desencanto del votante independentista tras años de mentiras y frente al palmario desgobierno de la Generalitat de las últimas legislaturas ha forzado también la concesión del tercer grado a los presos del ‘procés’ para que estén animando la campaña desde el primer día. Las encendidas arengas victimistas de Oriol Junqueras esconden la escasa estatura presidencial de Aragonès frente a un Illa que en las encuestas es el preferido. No sabemos qué ocurrirá el 14-F, pero a diferencia de hace unos pocos meses, ahora el cambio es posible. Pero a la derecha política y mediática ya le va bien que en Catalunya gane el independentismo. Cuantos más problemas tenga Sánchez, mejor, que a España ya la salvarán ellos.

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