La nota

España, ¿como Italia?

Vamos a recibir una lluvia de millones gracias a los contribuyentes europeos y exhibimos una grave insolvencia política

La vicepresidenta primera del Gobierno, Carmen Calvo, en el Congreso

La vicepresidenta primera del Gobierno, Carmen Calvo, en el Congreso / E. Parra / Europa Press

Joan Tapia

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El Plan de Recuperación europeo, aprobado gracias a la cancillera Merkel y no sin reservas de los países del norte, deberá ser una herramienta básica -además de la financiación del déficit de los países por el BCE- para dejar atrás la muy perturbadora crisis del coronavirus. Abre además una nueva etapa de la UE porque será la primera vez que se endeudará masivamente en los mercados, a bajos tipos de interés, para luego entregar esos 750.000 millones, como subvenciones sin coste o créditos muy blandos, a los países beneficiarios. 

Italia (200.000 millones) y España (145.000), los países más golpeados por la crisis, van a ser los grandes receptores de este colosal endeudamiento de la UE. Pedro Sánchez lo calificó de un gran 'plan Marshall' europeo, relacionándolo con la ayuda americana a la Europa democrática (no a España) tras la guerra mundial. Pero los 750.000 millones necesitarán la previa aprobación por la Comisión de los planes de reformas y de las inversiones propuestas por los estados. 

E Italia y España no han empezado nada bien sus deberes. En Italia el mecanismo para que el Gobierno apruebe el programa de inversiones ha generado una trifulca en el seno de la coalición gobernante (cuatro partidos) que ha llevado a la dimisión del primer ministro, Giuseppe Conte, y a una crisis de Gobierno. Matteo Renzi, un antiguo primer ministro que se escindió hace meses del Partido Democrático (socialdemócrata), argumenta desconfianza ante la forma de decidir el uso de los fondos europeos. Las crisis políticas son parte de la identidad italiana, pero esta es muy grave porque genera dudas sobre la solvencia de un país en el que los contribuyentes europeos van a invertir nada menos que 400.000 millones. La crisis sigue y puede acabar incluso en otras elecciones de incierto resultado. La derecha nacionalista de Salvini afila los dientes. 

España está mejor que Italia y el actual Gobierno de coalición, que no tiene mayoría, ha logrado aprobar los Presupuestos, lo que genera confianza. Pero el viernes la votación del decreto ley sobre los fondos europeos estuvo a punto de naufragar. Tanto ERC, decisiva en los Presupuestos y que está en el Gobierno catalán, como el PP, que manda en cinco CCAA, votaron en contra pese a que sus territorios saldrían favorecidos. ¿Irresponsabilidad de ERC y del PP, o del Gobierno de Sánchez que no negoció lo suficiente? Visto desde Bruselas, irrelevante. Y el PNV votó a favor. 

Piensen lo que quieran, pero lo dramático es que el decreto solo salió adelante porque los 52 diputados de Vox, que no están en ningún Gobierno y son como son, se abstuvieron. Si hubieran votado 'no' (con el PP, ERC, el PDECat y JxCat), España se hubiera puesto a la altura de Italia.

Lo de Italia y lo de España (algo menos) es pura inconsciencia. El plan de 750.000 millones no fue fácil de sacar, los países del norte (los llamamos tacaños) son escépticos… Wolfgang Schäuble, presidente del Bundestag y antes ortodoxo ministro de Finanzas alemán, manifiesta preocupación. Dice que Europa ha discutido demasiado tiempo sobre el volumen y los beneficiarios del fondo “pero ha pensado poco en cómo luego los fondos se van a emplear” y le preocupa que la Comisión tenga solo “competencia limitada” sobre el destino final del dinero: “Cuando uno pregunta lo que hoy sucede con los fondos, nos encontramos con que incluso (Italia) provocan crisis de Gobierno”. 

Schäuble es un político veterano y muy influyente de la CDU alemana que Merkel va a dejar de liderar. ¿Tomaremos nota?

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