A pie de calle

Los medios y el miedo

Hoy, dudar o discrepar de las advertencias oficiales supone una falta grave que socialmente condenamos con virulencia en los medios o en las redes sociales

Manifestación de negacionistas en Madrid, el pasado 16 de agosto

Manifestación de negacionistas en Madrid, el pasado 16 de agosto / Fernando Alvarado / EFE

Carles Sans

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Los seres humanos, frágiles y arrogantes, vivimos con miedo, o mejor decir que el miedo vive permanentemente en nosotros. Todos le tememos a algo. El miedo es la razón principal que nos atenaza e impide que tomemos muchas decisiones. Desde que la humanidad está organizada según el sistema social que conocemos, el poder ha utilizado el miedo como herramienta para controlar y dominar a las masas.

El coronel Pedro Baños, en su último libro 'El dominio mental', escribe que el miedo generalizado impulsa a la ciudadanía a aceptar medidas que de otro modo jamás consentiría. Si se consigue que tengamos miedo, más fácil será obtener la obediencia social. Ahora, más que nunca, vivimos sometidos a él. La realidad nos lo impone y los medios de comunicación lo aumentan mediante la información reiterada o incluso manipulada, que según Baños, responde a lo que se llama “un proyecto de reprogramación social”.

Llevamos un año en el que no se habla de otra cosa que del covid y sus consecuencias. Si bien informar es el objetivo de un medio de comunicación, en algunos, especialmente en televisión, se ha ido pervirtiendo esta función y se ha impuesto un estilo de comunicación alarmista y aterrador que genera nerviosismo y que menoscaba el ánimo de todos. La forma en que se dan los datos sobre las ucis, las muertes y la aparición de cepas cada vez más contagiosas nos angustia y nos paraliza.

Es preocupante ver cómo en algunos medios, sabedores de lo bien que manejan nuestras emociones, la información se sirve tergiversada o excesivamente ideologizada. La prensa tiene un poder fabuloso y la capacidad de moldear criterios e ideas es irrebatible. A raíz de todo lo que está ocurriendo, a quienes discuten cualquiera de las diligencias que impone 'papá Estado' a través de algunos medios se les tacha de negacionistas. Hoy, dudar o discrepar de las advertencias oficiales supone una falta grave que socialmente condenamos con virulencia en los medios o en las redes sociales.

Todos sabemos que librarse del miedo es imposible. Y muchos lo tienen claro. Lo dijo Roosevelt: "De nada se ha de tener tanto miedo como del miedo".