La hoguera
Fachas catalanes bajo el pantano
Sort, Donaire y otros son chivos expiatorios de Junts, ya que cometieron el error de poner palabras a un sentimiento arraigado y extendido en el subsuelo ideológico del independentismo
Juan Soto Ivars
Escritor y periodista
Juan Soto Ivars
A Puigdemont y Borràs les están saliendo fachas hasta de debajo de los pisapapeles. La noticia debiera contarse así, unificada, y no como ramillete de casos aislados. Uno tras otro quedan retratados miembros de sus listas como auténticos xenófobos, pero no es la lista lo que está podrida, sino la filosofía política de Junts. No hablamos de un partido, sino de lo mismo que es Vox: un movimiento. La diferencia, los partidos ansían el poder mientras que los movimientos obedecen a fuerzas soterradas y agresivas de resentimiento, agravio exagerado y delirio narcisista de masas. No es una sutileza. Es la clave.
¿De dónde sale, pues, esa barahúnda de fachas como Josep Sort, el profesor de ciencia política apartado de Junts por tuitear cosas como que hay que limpiar la Arcadia de ñordos españoles? El 'procés' se ha decantado en la probeta: flota arriba el suero de los 'indepes' no xenófobos, convencidos de que esto es un país y funcionaría mejor con una soberanía completa y liberada de las ataduras del Estado, y queda abajo el denso poso de odio, xenofobia y nacionalismo de los fachas catalanes, que por lo visto son legión.
El 'procés' era un movimiento hipócrita: necesitaba ampliar la base y, de ese afán, surgieron iniciativas para no demonizar demasiado a la gente que habla en español y cosas así. Pero la cosa se estancó, fracasó y ahora empiezan a brotar las burbujas de lodo pútrido que siempre estuvieron debajo. Me divierte, por tanto, ver a los Rufianes representar ahora esa escena de Casablanca en que el capitán Renault exclamaba «¡Qué escándalo! ¡Qué escándalo! ¡He descubierto que aquí se juega!».
Los fachas estaban todos en Ciudadanos y el PP hasta que el elefante rosa se ha puesto a barritar en la habitación. Pero no se engañen: Sort, Donaire y los demás fachas desenmascarados de Junts son chivos expiatorios. Cometieron el error de poner palabras a un sentimiento arraigado y extendido en el subsuelo ideológico del independentismo. A ver si se lo hace mirar.
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