Ágora

Cultura y salud, un binomio de presente y para el futuro

Cientos de miles de personas han compartido su experiencia terapeútica a través de la cultura

Un momento del primer concierto con plantas como público celebrado en el Liceu, el 22 de junio

Un momento del primer concierto con plantas como público celebrado en el Liceu, el 22 de junio / periodico

Àngels Ponsa

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Esta legislatura habrá quedado marcada por una cuestión tan universal como central en la vida de las personas como es la salud. En este contexto, la cultura tiene mucho que decir porque estimula nuestras neuronas y favorece el desarrollo de nuestra capacidad cognitiva, refuerza la autoestima y ejerce un efecto terapéutico potente en enfermedades como la ansiedad o la depresión.

Estos efectos beneficiosos y directos en la salud de las personas son una realidad estudiada ampliamente en otros entornos socioculturales. Lo saben bien los responsables de Música en vena o Pallapupas, que despliegan sus respectivos programas apoyados por estudios científicos de países como Francia, que nos lleva ventaja en este sentido -resulta muy destacable el trabajo de la organización Musique et Santé.

De manera previa a la irrupción del SARS-CoV-2, los gobiernos de todas partes y de todos los colores han tomado conciencia de la necesidad de dar visibilidad a una conexión que ya existe desde hace décadas y que vincula el arte y la cultura al bienestar mental, le otorga un rol social relacionado con la inclusión, actúa a modo de estabilizador emocional y tiene unas efectos reales, medibles en la condición general de las personas.

El Govern de Catalunya no ha sido una excepción y quiero recordar que en enero de 2019, en el marco de la comisión de Museus y Salut, finalizó el curso Arts in Health coorganizado por el MNAC y el Arts in Health International Foundation y dirigido tanto a profesionales de la cultura como de la salud. El encuentro permitió explicar que en países como Canadá recetan visitas a museos o que médicos británicos se valen del arte para curar demencias, psicosis o afecciones pulmonares.

Esta línea de trabajo sostenido se ha visto alterada en marzo de 2020, al irrumpir la pandemia a escala mundial. Han cambiado las prioridades a corto y medio plazo y la urgencia ahoga la importancia de desplegar proyectos estratégicos para superar la crisis sanitaria.

Desde el Departament de Cultura no queremos renunciar a esta línea de trabajo que vincula cultura y salud porque estamos convencidas de que, para vencer el coronaviurs, necesitamos la cultura porque es esencial y para que se vincula una parte muy importante de la recuperación social de las personas, sustentada en su bienestar emocional.

Es por este motivo que en estos últimos meses hemos impulsado un convenio marco entre los departamentos de Salut, Empresa (Universitats) y Cultura y trabajamos para desplegar acciones concretas que vinculan la salud con el arte (a través nuevamente de la prescripción no medicalizada). También camina con paso firme la colaboración con la Universitat de Barcelona, el programa Cultura i Salut con la Universitat de Vic, el proyecto RecuperART-19 con el Institut Català de la Salut y, en plena pandemia, quiero destacar el diálogo constante con representantes del sector de la salud, de la mano excepcional de los doctores Argimon y Clotet.

A quien quiera contraponer cultura y salud instrumentalizando la opinión pública (y publicada), decirle que no hay discusión más estéril que esta como bien demuestran los cientos de miles de personas en el mundo que, muy singularmente durante el primer confinamiento, compartieron su experiencia terapéutica a través de la cultura.