EL BARÇA ROZA LA QUIEBRA

Las burbujas de la Coca-Cola

GRAF8047  BARCELONA  09 10 2020 - El presidente del FC Barcelona  Josep Maria Bartomeu  durante la segunda semifinal de la Final Four de la Liga de Campeones que disputan hoy viernes el equipo blaugrana frente al KPRF ruso en el Palau Blaugrana  en Barcelona  EFE  Enric Fontcuberta

GRAF8047 BARCELONA 09 10 2020 - El presidente del FC Barcelona Josep Maria Bartomeu durante la segunda semifinal de la Final Four de la Liga de Campeones que disputan hoy viernes el equipo blaugrana frente al KPRF ruso en el Palau Blaugrana en Barcelona EFE Enric Fontcuberta / Enric Fontcuberta

Emilio Pérez de Rozas

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Hay gente que cree que un hombre y/o mujer vale lo que debe. No sé si Josep María Bartomeu lleva su negocio de las pasarelas o fingers de aeropuertos y puertos como ha pilotado el Barça, él, su directiva y la gente de los números. Dudo que todos ellos, vayan ustedes a saber, apaguen la luz de su mesita de noche tan tranquilos. Yo creo que a esta gente la ponen a dirigir la Coca-Cola y se cargan las burbujas.

Yo, desde luego, tampoco tengo idea de números, pero suena como a esperpentico, a loco, a indescriptible e inexplicable ser el club que más ingresa y, por lo visto, la entidad que más debe. Todo suena a una huida hacia delante sin sentido. Algo así como ese estilo de juego, nada que ver con el de La Masia, de ‘patada a seguir’ y que sea lo que Dios quiera.

Con dinero ajeno

Es evidente que, en esa huida hacia delante, todos juegan con dinero que no es tuyo. Y, si está en riesgo su dinero y/o el aval, entonces hacemos, eso sí, antes de irnos, unas operaciones ficticias como intercambiar porteros y/o centrocampistas desgastados, que ya han jugado sus 100 mejores partidos, para maquillar los números.

Gastos desaforados, inversiones fallidas, sueldos impresentables, indefendibles, injustificados (menos el de Leo Messi, sí, sí, que él mismo genera los ingresos para que el club le pague), además de clausulas de premio y/o indemnización irreverentes. Hay que ser tonto para ser el que más vende y el que más pierde.

Es evidente que, con este panorama, ante estos números que acaban de airearse, a la junta entrante habrá que concederle más de 100 días de gracia. Como poco necesitará 1.000. Y también, también, tres condiciones de las que nadie anda sobrado: Talento, generosidad y tiempo. No será fácil, no, que el club recupere la credibilidad y la solvencia. Hará falta mucho tiempo, mucho ingenio, mucha cautela y mucha paciencia.

Vuelta a los orígenes

Hay quien cree que todo este caos económico, que veremos si salva al Barça de pasar a ser una BarSAD, puede servir para que la entidad regrese (por narices, porque no tenga dinero ni para mantener lo que tiene ni para fichar estrellas) al modelo futbolístico de La Masia: jugadores de casa y tres o cuatro estrellas de fuera.

Es evidente que ante semejante deuda, con la necesidad de pagar todo lo que se debe y pronto y con la pandemia que no remite, pocas promesas van a poder hacer los candidatos. Ahora que conocemos las desgracias a las que se van a enfrentar, harían bien en esconder sus conejos, tirar la chistera, ponerse el mono de trabajo y contar la verdad, algo a lo que el socio, no solo no está acostumbrado, sino que, incluso, se niega a saber.

Ya tenemos a Ansu Fati, Pedri e Ilaix Moriba, no hace falta que nos prometan nada más. Ese trio (perdón, perdón, y Riqui Puig) colma todas nuestras ilusiones. Ahora, arremánguensen y cuadren estos desgraciados número.