LA NOTA

El vecino Portugal

El conservador Rebello de Sousa ha sido reelegido presidente sin candidato contrario del partido socialista

El portugués Marcelo Rebelo de Sousa, en rueda de prensa.

El portugués Marcelo Rebelo de Sousa, en rueda de prensa. / MARIO CRUZ

Joan Tapia

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España tiende a mirar con cierta suficiencia al vecino Portugal, más pequeño y menos rico. Pero Portugal juega hoy un papel relevante -superior a su peso real- en la escena internacional. Antonio Guterres, secretario general de la ONU, es portugués, como Mário Centeno, que fue hasta hace poco presidente del Consejo de Ministros de Economía del Euro, el cargo al que luego aspiró sin éxito Nadia Calviño. Y eso pese a que Portugal fue un país rescatado tras la crisis del 2008.

Portugal también tiene hoy una política mucho menos tensa que la nuestra. Prueba: las elecciones presidenciales del pasado domingo. En Portugal el presidente de la República no tiene la misma relevancia que en Francia, pero si poderes importantes: vetar leyes, nombrar al primer ministro y disolver el parlamento y convocar elecciones parlamentarias. El domingo los portugueses han elegido para un segundo mandato a Marcelo Rebelo de Sousa, un profesor de Derecho de 72 años, que lideró hace años el conservador PSD (fue uno de sus fundadores tras la revolución de los claveles) y se retiró luego de la política convirtiéndose en un apreciado participante en programas de televisión. Años después ganó las presidenciales del 2016.

Lo más notable es que Rebelo de Sousa, muy popular y al que los portugueses conocen solo como Marcelo, se ha caracterizado por una fluida relación con el primer ministro socialista António Costa. Según él, la seriedad de la crisis hace conveniente que la colaboración entre el presidente y el jefe del Gobierno sea estrecha pese a su pertenencia a los dos principales partidos competidores. Y Costa, ahora en su segunda legislatura, ha sido un primer ministro de éxito que ha contribuido a superar la crisis y que ha tenido el apoyo -sin coalición de gobierno y no sin problemas- de dos partidos situados a su izquierda. La aspiración de Sánchez hasta que las elecciones de noviembre del 19 obligaron a la coalición con Podemos.

Rebelo se ha vuelto a presentar a la presidencia seguro de su popularidad y sin que el partido socialista presentara un candidato contrario. Ha habido una candidata socialista, la eurodiputada Ana Gomes, pero sin apoyo oficial. Rebelo ha resultado elegido en la primera vuelta al superar, con el 61%, la mitad de los votos, luego ha quedado Ana Gomes (12,2%) y poco detrás André Ventura, el candidato populista, cuyo resultado (11,9%) es el dato preocupante de la jornada.

¿Se imaginan en España una elección presidencial en la que el candidato del PP hubiera colaborado -por lo difícil de la crisis- con Pedro Sánchez y que, al volverse a presentar, no tuviera un contrincante socialista? No lo piensen, es imposible porque somos una monarquía y por tanto no hay elección presidencial por sufragio universal. Pero no solo por eso. Lo más probable es que ese político del PP fuera rechazado por el aparato de Génova. Y no sé si Pedro Sánchez podría ser receptivo. Ahí está el vicepresidente Iglesias. 

Y no puedo ni pensar en Catalunya. Es inimaginable la hipotética relación entre una presidenta de C´s (¿Inés Arrimadas?) y una Primera Consellera (¿Laura Borràs?) de JxCat. Cortemos.

Otro dato. Portugal ha podido votar sin demasiados problemas pero, eso sí, en medio de grandes medidas sanitarias y de seguridad porque hoy por hoy es el país mas afectado por la pandemia. Ha habido quienes abogaron por un retraso de la convocatoria, pero las elecciones se han celebrado. Eso si, la abstención ha sido alta (sobre un 60%), unos diez puntos más que la vez anterior.

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