Nueva tendencia de ventas

Con el libro de fondo ganan los lectores

En otro Sant Jordi "no normal", en lugar de por las novedades se optará por títulos que no caducan y por aquellos de otros años de los que la gente tiene referencias

Sant Jordi 2020

Sant Jordi 2020 / Ferran Nadeu

Isabel Sucunza

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Ahora mismo hay cientos de libros entrando en imprenta cara a un Sant Jordi que ya se prevé “no normal”. Una de las cosas más difíciles de este negocio, y aún más en los tiempos que corren, es calcular la producción. Parece que, de momento, prevalece la consigna “más vale que sobre que no que falte”: nadie quiere conformarse con vender 1.000 cuando se podrían haber vendido 2.000, pero ¿qué pasa cuando de los 2.000 que se han impreso, de entrada solo salen 300? Pues nada en el caso de que el editor haya apostado por lo que cree que será un libro de fondo, es decir, que no caducará el mismo día que pase de moda el tema que trata o que acabe la promoción; o que, en el caso de que sea un libro perecedero, se lo comerá con patatas, o sea, que acabará trinchando los ejemplares sobrantes el día que tenga que hacer sitio en el almacén.

Después de la experiencia del pasado Sant Jordi y viendo cómo uno de los fenómenos que ha traído consigo esta crisis del virus ha sido que, a falta de poder hacer una buena promoción de las novedades, una gran cantidad de lectores ha optado por comprar libros de los que ya tenían ciertas referencias, lo lógico sería que el próximo mes de abril, la oferta de novedades virara ligeramente hacia el libro de fondo, en forma de nuevos títulos de autores consagrados, nuevas traducciones, reimpresiones y cosas así.

En 2020 ya se vio que entre los libros más vendidos continuaban figurando títulos -"el de 'la montaña'", "el de la 'gente normal'", "el 'otoño' de la Smith"- que en 2019 ya habían estado en los primeros puestos de las listas; eso, sumado al hecho de que entre los títulos nuevos que más se vendieron estaba "el de Serés" y "el ''invierno' de la misma Smith", podría indicar que el cliente de las librerías ha elegido el (relativamente) viejo conocido antes que decidirse por una nueva oferta de la que no tenía información suficiente.

A mí me gusta la idea de que los libros que vienen con la garantía de ser obra de alguien con oficio o que apunta maneras, aunque de momento sea escritor novel, sean los más vendidos. Si este año la cosa tirara para aquí, los productores y distribuidores ganaríamos lo mismo, pero, sobre todo, serían los lectores los que acabarían ganando mucho más.