Opinión | Editorial

El Periódico

Una mano a los autónomos

Los negocios faltos de liquidez necesitan ayudas directas tras meses de cese de actividad. Los créditos y aplazamientos no eliminan el problema

Terrazas vacías y comercios cerrados a las 20.00: así queda Asturias en la primera jornada de adelanto del toque de queda

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El Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones se reúne este lunes con las principales asociaciones de autónomos para negociar la prórroga de las ayudas por cese de actividad, que finalizan el 31 de enero y de las que actualmente se benefician cerca de 350.000 trabajadores por cuenta propia. Se trata de una ayuda muy necesaria para un colectivo tan golpeado por la pandemia, y su prórroga, como en el caso de los ertes, está más que justificada. La inmunización general por la vacuna no llegará hasta dentro de varios meses, advierten los médicos, lo que significa que, al menos durante la primera mitad del año, se seguirán aplicando probablemente restricciones a la actividad por motivos sanitarios, con lo que eso significa para las ya sufridas cuentas de los comercios y otros negocios, regentados muchos de ellos por autónomos.

El problema es que su capacidad de resistencia se está agotando por la falta de ingresos. Algunos emprendedores, obligados por la situación, se han reinventado -como explica EL PERIÓDICO en el reportaje de pequeños negocios que se han reorientado a nuevas oportunidades-, pero otros no lo tienen tan fácil. Según la patronal Pymec, el 20% de las pymes catalanas están al borde del cierre. La asociación Barcelona Comerç apuntaba un porcentaje similar de las tiendas de la capital catalana que echarían el cierre si prosiguen las restricciones actuales. Un drama que se expande más allá de los autónomos y pymes, porque afecta también al conjunto del empleo e incluso podría tener su impacto sobre el sistema bancario, si se dispara la morosidad.

La mejor manera de no llegar a este extremo es evitar que caigan los negocios (grandes, pequeños y, por supuesto, autónomos), aquellos que, siendo viables, ven su supervivencia amenazada por un problema de liquidez derivado de la pandemia. Y aquí es donde hay que actuar con rapidez y de forma contundente, con más ayudas directas. Los créditos y aplazamientos pueden servir como medida de choque, pero no eliminan el problema, porque la deuda sigue.

Hace unos días, Foment del Treball reclamó al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, la condonación total o parcial a empresas y autónomos de los créditos del ICO por el covid. El presidente de ATA, Lorenzo Amor, solicitará en la reunión de este lunes que se exonere las cotizaciones de los autónomos que sufren restricciones. Ciertamente, no se entiende que deba pagar la cotización al 100% quien no puede realizar su actividad al 100%, y más cuando en el caso de los trabajadores afectados por ertes sí que existen estas exoneraciones. Estas diferencias elevan la sensación entre los autónomos de ser considerados «de segunda». El fiasco en el reparto de la ayuda de 2.000 euros el pasado noviembre (que solo llegó a 10.000 personas ), por las que la Generalitat de Catalunya ya pidió disculpas, tampoco ayudó a calmar los ánimos.

En España hay 3,2 millones de autónomos. Se calcula que, en 2020, dejaron de ingresar 65.000 millones de euros. Este año, lloverá sobre mojado. Si es preciso obligarlos a detener su actividad económica, porque así lo requiere la situación epidemiológica, hay que ofrecerles una mano para que no se hundan. De lo contrario, aumentarán las presiones de los colectivos más afectados para que se alivien las restricciones, algo que puede ser muy contraproducente, como hemos visto en anteriores ocasiones.