En clave europea

Europa espera a Biden

Las divergencias sobre China pueden obstaculizar la revitalización de las relaciones entre EEUU y la UE, pese al relevo en la Casa Blanca

El fin de la guerra de sanciones comerciales iniciada por Trump es indispensable para que fructifique la cooperación trasatlántica

Joe Biden comparece para presentar su plan económico y sanitario.

Joe Biden comparece para presentar su plan económico y sanitario. / JIM WATSON

Eliseo Oliveras

Eliseo Oliveras

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La Unión Europea (UE) confía en que la asunción de la presidencia de Estados Unidos por Joe Biden el próximo 20 de enero permita recomponer y revitalizar la maltrecha cooperación trasatlántica, tras los cuatro años catastróficos de sanciones, amenazas y ataques políticos de la presidencia de Donald Trump. La mayoría de los líderes de la UE se apresuró a reconocer de inmediato la victoria de Biden, aunque los primeros ministros de Hungría, Viktor Orbán, y de Eslovenia, Janez Jansa, mantuvieron su respaldo público a Trump hasta el final.

Las convicciones atlantistas y el multilateralismo de Biden, el europeísmo de su futuro secretario de Estado, Anthony Blinken, y la voluntad de la nueva Administración de cooperar con sus aliados, subrayada por el futuro consejero de Seguridad Nacional, Jake Sullivan, anticipan una mejora sustancial en las relaciones entre EEUU y la UE. Pero el alcance real de esa cooperación puede verse limitado por la extrema polarización de la sociedad norteamericana, la necesidad de Biden de priorizar el frente doméstico, el nacionalismo económico en EEUU, la naciente autonomía estratégica europea en materia económica, comercial y normativa y el enfoque divergente sobre cómo abordar el creciente poder de China y la determinación de Rusia a defender sus intereses.

El relevo en la Casa Blanca por sí solo no reparará las relaciones trasatlánticas, sino que requerirá un esfuerzo compartido y coordinado desde Estados Unidos y la UE, señala el informe Stronger together del Belfer Center de la Universidad de Harvard. La UE también aboga por construir conjuntamente una nueva agenda global trasatlántica orientada hacia los nuevos retos socioeconómicos, democráticos, geopolíticos y climáticos, en la que Europa sea tratada por Washington como un socio estratégico igual, y no como un subordinado, como detalla el plan de la Comisión Europea y del responsable de la diplomacia de la UE, Josep Borrell.

Presión para gastar más en defensa

Con Biden, EEUU reafirmará su compromiso con la OTAN y la defensa europea. Pero no desaparecerá la presión de Washington sobre sus aliados europeos para que gasten más en defensa, que ya inició Obama. La prevista cumbre de la OTAN debería servir para adoptar este año la nueva estrategia 2030 para un mundo multipolar inestable.

Para que la nueva cooperación trasatlántica pueda fructificar, destaca el informe de Harvard, es imprescindible el cese de la guerra de sanciones comerciales iniciada por Trump contra la UE. La persistencia de sanciones extrajurisdiccionales a empresas europeas que no acatan los dictados de la política exterior de EEUU es otro foco de tensiones.

La UE propone crear un Consejo EEUU-UE de Comercio y Tecnología como foro para resolver las desavenencias, coordinar la actuación respecto a los gigantes digitales y consensuar una fiscalidad digital justa y la protección de los datos personales. La cooperación facilitaría la elaboración de estándares y regulaciones globales, que contendrían los intentos de China de rediseñar las normas internacionales a su medida.

Divergencias sobre China

Las divergencias sobre China pueden convertirse en uno de los mayores obstáculos en la revitalización de las relaciones trasatlánticas. Para la UE, China es al mismo tiempo "un socio estratégico", "un competidor económico" y "un rival sistémico", como indica la Perspectiva Estratégica europea hacia China. La UE mantiene con China una fuerte interdependencia económica y los líderes europeos no tienen intención de entablar una guerra fría con Pekin, como ya señaló Borrell. Estados Unidos, por su parte, considera a China una amenaza potencial para su hegemonía y para el orden internacional, debido a su cada vez mayor poder económico y tecnológico y a su creciente influencia geopolítica, indica Nathalie Tucci, directora del Institute of International Affairs.

El reciente acuerdo UE-China sobre inversiones puede convertirse en un foco de tensiones con la nueva Administración Biden. El acuerdo fue suscrito apresuradamente el pasado 30 de diciembre, bajo presión de la cancillera alemana, Angela Merkel, dada la importancia de China para las inversiones de la industria alemana, a pesar de la oposición expresada por Biden y pese a la persecución de los activistas prodemocráticos en Hong Kong y las denuncias de trabajo forzado e internamiento masivo de la minoría musulmana uigur. Biden necesita a la UE para crear un frente común para contener a China, pero el acuerdo muestra la determinación de la UE de reafirmar su autonomía estratégica en materia económica y comercial.

Suscríbete para seguir leyendo