Retraso electoral

Matar dos pájaros de un tiro

Detrás de este intento por aplazar las elecciones hay intereses partidistas, básicamente el miedo de ERC a perderlas de nuevo

Salvador Illa y Pere Aragonès

Salvador Illa y Pere Aragonès / Quique Garcia / Efe

Joaquim Coll

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Es muy llamativo el clima apocalíptico que algunos medios como TV-3 están generando con el objetivo de posponer las elecciones del 14-F. Es cierto que todos los indicadores han empeorado muchísimo tras el fin de las fiestas navideñas, lo que por otro lado estaba anunciado que sucedería, pero también que desde hace meses la Administración está trabajando para garantizar su desarrollo con las máximas garantías sanitarias. Esta misma semana, Ismael Peña-López, director general de procesos electorales del Govern, en un extenso hilo en twitter, contestaba con "un sí convencido" a la pregunta de si podían celebrarse pese a la gravedad de la situación pandémica. En realidad, ahora mismo el argumento más sólido para aplazarlas sería el miedo que se ha logrado crear entre una parte de ciudadanía, lo que podría dañar la participación, que el riesgo objetivo de ir a votar, bastante menor que, por ejemplo, entrar en cualquier tienda. Si en otros países, como Estados Unidos, Italia, Alemania o Francia han celebrado elecciones, y Portugal no tiene previsto tampoco suspenderlas, no hay ningún argumento diferente que obligue a posponerlas en Catalunya.

Detrás de este intento por aplazarlas hay intereses partidistas, básicamente el miedo de ERC a perderlas de nuevo, como ya le sucedió en 2017. Por un lado, se intenta deshacer el efecto de la candidatura de Salvador Illa, que figura en todas las encuestas como el candidato preferido por los catalanes para presidir la Generalitat. Y, por otro, hay un cálculo para ganar tiempo, retrasándolas hasta finales de la primavera, porque entre tanto Laura Borràs podría ser inhabilitada por el Supremo, lo que perjudicaría gravemente la candidatura de Junts, su principal rival electoral. A eso se llama matar dos pájaros de un tiro, con el argumento sanitario presentado con la mejor de las intenciones, pero con la peor de las consecuencias para la tan dañada democracia en Catalunya. Surrealista sería que se celebrasen las elecciones en el Barça, pero que se volvieran a aplazar las autonómicas porque cuando no le va bien a Junts le va mal a ERC.

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