Elecciones en Catalunya

¿Illa, el Salvador?

MADRID  08 01 2021 - El ministro de Sanidad  Salvador Illa  durante su comparecencia este viernes junto a la ministra de Politica Territorial  Carolina Darias  tras la reunion del Comite de seguimiento del coronavirus  EFE J J  Guillen

MADRID 08 01 2021 - El ministro de Sanidad Salvador Illa durante su comparecencia este viernes junto a la ministra de Politica Territorial Carolina Darias tras la reunion del Comite de seguimiento del coronavirus EFE J J Guillen / J. J. Guillén

Sergi Sol

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La irrupción de Salvador Illa en los comicios catalanes parece haber disparado la intención de voto del PSC a costa del desplome de Ciudadanos y, en menor medida, de unos Comunes que pierden votos, a pares, en favor de socialistas y republicanos.

Lo que no está nada claro es si los comicios se van a celebrar el 14 de febrero. Las alarmantes cifras que ofrece la pandemia, y su proyección a un mes vista, alimentan las dudas y desincentivan la convocatoria. 

El Govern sopesa qué decisión tomar, crecen las incógnitas mientras por el contrario el aparato de Junts (partido gobernante aunque no siempre lo parezca) las exige altavoz en mano. Sorprende ahora, por el contrario, tanta vehemencia puesto que si las elecciones no se celebraron en su día fue exclusivamente por una decisión de ese partido, fruto de un acuerdo que más pareció un ajuste de cuentas. El 'president' Torra renunció a convocar las elecciones que el mismo había situado como imprescindibles tras dar la legislatura por finiquitada. Dio a Puigdemont el tiempo que quería para engrasar la maquinaria electoral y cada cuál puso y depuso en el Consell Executiu.

No haber aprovechado la ventana de oportunidad veraniega, como sí hicieron responsablemente vascos y gallegos, ha traído problemas evitables en la gestión pandémica, sometida al torbellino electoral por la pugna entre republicanos y nacionalistas. Amén de la irrupción del PSC que como ese ciclista a rebufo amenaza con tomar la delantera en la recta final, tras el desgaste de las fuerzas gobernantes y el hundimiento de Ciudadanos.

Pero quién no toma cartas en el asunto es el flamante nuevo candidato. Como si creyera que su nombramiento y la táctica del 'sit and wait' empleada hasta la fecha por los socialistas fuera su mejor baza.

Ocurre, no obstante, que Salvador Illa sigue siendo ni más ni menos que el ministro de Sanidad. Algo debería decir o, por lo menos, bendecir. No sea que como el partido de Torra parezca -para asombro de propios y extraños- que tiene nada que ver con la gestión de la pandemia.