Pros y contras

Ser techo

La gente de la asociación Som Sostre, sin filiación ideológica o religiosa conocida, no ha parado en todo este tiempo de salir a la calle para ofrecer comida, conversación y calor a los sintecho.

Un hombre sin techo pide ayuda en una calle de Barcelona.

Un hombre sin techo pide ayuda en una calle de Barcelona.

Josep Maria Fonalleras

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Los hay en muchas ciudades. Gente sin filiación ideológica o religiosa conocida, sin más interés que el de "apoyar de manera tangible" a las personas que viven en la calle. En Girona, por ejemplo, se agruparon a partir del mensaje de un ciudadano en Facebook donde decía que repartiría una cena entre los sintecho del barrio. Era consciente de que "esto no cambiará nada", pero animaba a quien quisiera sumarse a la iniciativa, que no consistía solo en un alimento caliente, sino también en un rato de conversación, "porque lo que quieren es charlar con alguien y sentirse 'personas normales'".

Aquella llamada se convirtió en un grupo y, después, en una asociación -Som Sostre- que, en todo este tiempo, no ha parado de salir a la calle para ofrecer comida, conversación y calor. Hace unos días, me los encontré mientras recorrían la ciudad en una furgoneta. Había una persona que conocía, una mujer firme y decidida que trabaja limpiando oficinas. Me explicó lo que hacían, cómo lo hacían, también las enormes dificultades de este período trágico. Con la sonrisa de siempre, sin desfallecer. Quizá no salvarán el mundo, gente como ella, pero hacen que sea menos arisco, menos sombrío.