ANÁLISIS

Firmas bajo sospecha

Votación en el Camp Nou en las últimas elecciones, en el 2015.

Votación en el Camp Nou en las últimas elecciones, en el 2015. / JORDI COTRINA

Sònia Gelmà

Sònia Gelmà

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Jordi Farré es un verso libre en el mundo social azulgrana. Se lió la manta a la cabeza y presentó un voto de censura mientras el resto de fuerzas opositoras meditaba la mejor estrategia posible. Su campaña de pizzas y tatuajes le identificó como un candidato peculiar. Sus declaraciones también demuestran que no sigue las normas de estilo de otros candidatos que entienden ciertos entresijos electorales como parte del juego. Tras presentar insuficientes avales para ser candidato, denunció públicamente que le han ofrecido firmas. Parecía un buen ejercicio de transparencia hasta que poco después destruyó sus firmas en el mismo club. Contradictorio, como mínimo.

Farré se queda a medio camino puesto que lanza la piedra y esconde la mano pero ha puesto el foco en una práctica que otras precandidaturas confirmaban por lo bajini: la existencia de bolsas de papeletas de socios. No deja de ser curioso, se trata de un mercado sin ningún comprador. Reciben ofrecimientos, pero todos dicen que no recurren a él. Los clientes potenciales no son aquellos que van sobrados de firmas, sino los que se ven a cien metros de la línea de meta. Un último empujón.

La picaresca

Farré presentó sus avales para luego eliminarlos. Benedito, por su parte, ni siquiera se presentó, no sabemos el porqué, puesto que ha decidido no dar más explicaciones. No es la primera vez que opta por este camino, ya lo hizo en el 2017 cuando intentó sin éxito un voto de censura. En aquella ocasión, las destruyó ante notario. No tiene ninguna obligación legal de presentar las firmas, los estatutos no lo exigen. Pero más allá de que confiemos o no en su palabra, cuesta entender el motivo para no entregarlas.

Primero con sus palabras y luego con sus actos, Farré ha extendido la sombra de la sospecha que ya alimentó el club durante el voto de censura. Tras años donde la picaresca ha sido tolerada, el próximo presidente del Barça debería plantearse cómo mejorar el proceso para que los socios que ceden su firma tengan una mayor seguridad.