El tren de los fondos europeos

Aprovechar la oportunidad

En 2021 está en juego no solo la recuperación, sino el progreso de las futuras generaciones

Vista aérea de Barcelona

Vista aérea de Barcelona / Alejandro García / Efe

Anna Gener

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Arrancamos 2021 con un incremento de contagios preocupante, pero con el alivio de la distribución de la vacuna y la esperanza de alcanzar la inmunidad de grupo en unos meses. A nivel económico, la respuesta decidida de la Unión Europea (UE) en materia de política monetaria y fiscal y la dotación de los fondos Next Generation EU constituyen una gran oportunidad para mejorar nuestro modelo económico. La Generalitat y los ayuntamientos de Catalunya van a disponer de más dinero que nunca para invertir, por lo que es crucial que lo aprovechemos, tanto para reformar lo que no funciona, como para reforzar nuestras ventajas competitivas.

Reformar lo que no funciona

Mejorar la movilidad entre las ciudades de la Gran Barcelona –un ámbito que va más allá del Área Metropolitana–, ya era urgente antes de la pandemia, pero tras la experiencia del teletrabajo y la mayor flexibilidad con la que trabajaremos a partir de ahora, la inversión en Rodalies debe ser la máxima prioridad. 

Para facilitar el acceso a la vivienda, no bastará con equilibrar geográficamente la demanda de vivienda a través de un sistema de Rodalies eficiente, sino que también será necesario incrementar el parque de vivienda de alquiler a precios asequibles y hacer más sostenible energéticamente lo ya construido, articulando modelos de coinversión público-privada, con unas reglas de juego estables y un reparto de responsabilidades que hagan factible la colaboración. 

Reforzar los puntos fuertes:

Antes de la pandemia las ciudades competían por atraer empresas e inversiones. Tras la experiencia del teletrabajo, también competirán por la atracción de perfiles con talento. Estos profesionales, que se reubican con mayor rapidez que las empresas, quieren vivir en ciudades con calidad de vida. Y en esta competición, Barcelona parte con ventaja. En la economía del siglo XXI, el talento es la clave para innovar, crear empresas, atraer inversiones, y en definitiva, generar progreso para la sociedad. Para reforzar esta posición deberíamos centrarnos en dos aspectos: por un lado, formar más perfiles con competencias digitales, y por otro lado, cuidar el atractivo de Barcelona, porque es nuestro principal activo. 

Antes de la pandemia, las ciudades competían por empresas e inversiones. Hoy buscan atraer talento

La escasez de perfiles con competencias digitales es una queja recurrente de la industria asentada en Catalunya, por lo que es urgente invertir en programas de formación que permitan eliminar este déficit y generen ocupación de calidad en el corto plazo. Pero más allá de cubrir las necesidades inmediatas, también deberíamos apostar por la educación digital a largo plazo, introduciendo en los planes educativos infantiles conocimientos de programación. Se trata de una medida muy concreta, que ciudades como Nueva York ya están llevando a cabo, y que daría la opción a las futuras generaciones de encontrar ocupación en la industria que liderará la economÍa del futuro y que está eligiendo nuestra ciudad para asentarse.

Adicionalmente, debemos seguir invirtiendo en Barcelona (la Gran Barcelona) para que los perfiles con talento nos continúen eligiendo. El atractivo de Barcelona depende de algunos de los aspectos ya abordados: mejorar la movilidad, dotarnos de un parque de vivienda suficiente y sostenible, y reforzar nuestras competencias digitales. Falta apelar al mejor urbanismo posible. Un buen urbanismo no solo es necesario para que Barcelona ofrezca un buen estilo de vida; también lo es para la cohesión social. Que una calle sea más segura a veces no depende de que haya más policía, sino de que esté bien iluminada y sea bella, porque estos factores incrementan la afluencia de personas. 

Todas las propuestas expuestas aquí cumplen con los requisitos que la UE ha impuesto para acceder a los fondos; los proyectos beneficiarios deben favorecer la eficiencia energética y el desarrollo urbano sostenible, fomentar la innovación y la digitalización, así como tener un fuerte impacto social. 

Me da miedo que no seamos capaces de ver lo que hay en juego; no se trata solo de la reconstrucción de lo que ha malogrado la pandemia, sino de las oportunidades de progreso de las próximas generaciones.