Apunte

Feliz 2021, ¿o mejor 2022?

Además de las réplicas de la crisis, el Gobierno deberá lidiar con asignaturas complejas como las pensiones o la reforma laboral

Calles vacías en la ciudad de Barcelona

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Agustí Sala

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Dejar atrás el 2020 más que un deseo es una necesidad. Entramos en un nuevo ejercicio que será de transición hacia la normalidad, pero sin llegar aún a ella. Con las vacunas contra el covid-19 llegando paulatinamente y los fondos europeos , las economías podrán empezar a cobrar un mayor impulso. Pero no son máquinas que puedan pasar de 0 a 100 en poco tiempo, como un bólido. Tampoco los consumidores recuperarán de golpe sus hábitos. Que se haya decidido suspender la próxima la Semana Santa en Sevilla nos indica que no estamos ante un año como "los de antes".

Hay cambios que ha acelerado la crisis que han venido para quedarse. Por ejemplo, el teletrabajo o las teleconferencias y, por tanto, habrá menos viajes de trabajo. Eso lo acusan la hostelería y las aerolíneas, por ejemplo, que deberán readaptar sus ofertas tras un 2020 negro. La pandemia habrá cambiado también el panorama bancario, con la absorción de Bankia por CaixaBank durante el ejercicio y la de Liberbank por Unicaja y otras operaciones que llegarán.

A lo largo de 2021 se vivirán las réplicas (como en los terremotos) de la crisis del ejercicio anterior, en forma de cierres de negocios y paros. Espero equivocarme, pero nos quedan aún meses duros por delante en los que las administraciones deberán no solo facilitar crédito si no otorgar ayudas directas para evitar insolvencias y, como consecuencia, cierres.

Tras las elecciones del 14-F, quizás en Catalunya surja de las urnas un Govern estable, pero también puede pasar que todo siga igual, dominado por el 'stand-by' del 'procés'. Y, tras congelar el salario mínimo, al Gobierno del PSOE y Unidas Podemos no le quedará más remedio que afrontar asignaturas pendientes mucho más complejas y en las que tampoco dispone de una sola voz, como la sostenibilidad de las pensiones y afrontar o desechar la contrarreforma laboral. Ni los sindicatos ni los empresarios, pactistas en el 2020, se lo pondrán fácil. Ante este panorama de incertidumbres, feliz 2021, pero quizás mejor hacerse a la idea de que aunque este pueda ir bien, el 2022 será mejor.

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