La nota

Lo que vino a decir Pedro Sánchez

El Gobierno es una coalición de dos partidos, pero se gobierna solo a través del Boletín Oficial del Estado

Comparecencia del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez

Comparecencia del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez / JOSÉ LUIS ROCA

Joan Tapia

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La comparecencia del presidente del Gobierno de fin de año es relevante porque la exposición inicial y la posterior rueda de prensa sirven para hacer balance del ejercicio y apuntar la acción futura del Ejecutivo.

Ayer Pedro Sánchez hizo un balance demasiado largo. ¿Por qué nadie le dice que convencer no es echar incienso sin complejos a su gestión? Es natural que destaque y ponga en valor lo realizado, pero con la tercera parte del tiempo habría bastado y sobrado. Lo interesante –las claves– vino con las respuestas a una decena de preguntas. Sánchez afirmó que presidía el primer Gobierno de coalición de la democracia española y que –teniendo en cuenta la gravedad de la pandemia y la crisis– la coalición había funcionado bien.

Vale, el Gobierno no solo no ha caído como tantos predecían (y deseaban), sino que ha ampliado su mayoría y ha aprobado los presupuestos. Pero lo que interesa es el futuro y más tras las divergencias públicas en varios asuntos relevantes. ¿Tiene larga vida la coalición? Sánchez afirmó que sí, y que está satisfecho con todos los ministros. Añadió que es una coalición de dos partidos, pero que se gobierna solo a través del Boletín Oficial del Estado. Sí, puede haber discusiones internas, las hay en todos los gobiernos, pero las decisiones del Consejo de Ministros se toman por unanimidad, por mayoría, o por decisión del presidente. Así, el partido con más peso y el presidente llevan la voz cantante. El socio puede proponer y discutir, pero no decide. Sánchez piensa que Podemos –pese a las lógicas discrepancias– no se levantará de la mesa. Y el presidente decidirá por mucho que se le presione haciendo públicas las diferencias internas.

La monarquía, el salario mínimo...

Primer ejemplo. Un periodista, en base al último CIS, le espetó que el Gobierno sufría desgaste. Sánchez lo negó en base a que desde las elecciones la estimación de voto al PSOE ha subido. Y no contempló que Podemos sí que ha perdido dos puntos. Lo relevante es pues el apoyo al partido del presidente. ¿Se pasó?

Segundo. La monarquía. El presidente contestó con la posición del PSOE, de tradición republicana pero fiel a la Carta Magna del 78 que estableció la monarquía constitucional. Podemos puede discrepar como partido, pero el apoyo explícito a Felipe VI lo fija el presidente. Punto.

Tercero. El salario mínimo. Tema espinoso porque subirlo es popular y porque la ministra de Trabajo (de Podemos), que está realizando una gestión eficaz en la concertación social, ha dicho que habría que subirlo un 0,9%, como a los funcionarios. Sánchez fue explícito. En dos años el salario mínimo ha subido un 29%, que es mucho. Así, ha pasado del 35% al 42% del salario medio, cuando en Alemania es el 43%. No está mal. El objetivo es seguir subiéndolo como indica la Carta Social Europea, pero no ahora. 

La subida de las pensiones o de los funcionarios las paga el Estado endeudándose, lo que quiere y cree poder hacer. Por el contrario, el aumento del salario mínimo agravaría la situación de muchas pequeñas empresas sacudidas por la crisis, lo que podría condenarlas al cierre y al subsecuente aumento del paro. Por ello el presidente ha decidido –contra el parecer de Podemos– que no conviene subir ahora el salario mínimo.

Conclusión. Sánchez cree que el Gobierno de coalición es sólido y se mantendrá porque, pese a razonables y distintos criterios, el presidente acaba arbitrando. Este es el mensaje que Sánchez, con claridad, diplomacia y buenas palabras, vino a lanzar ayer. Veremos lo que pasa en 2021, que será largo.

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