Pros y contras

Construir

Ver enemigos en los rostros de los vecinos solo llena el aire de espinas. Imposible respirar. Imposible crear proyectos comunes que ilusionen.

El primer teniente de alcalde Jaume Collboni, la alcaldesa Ada Colau y el presidente del grupo municipal de ERC, Ernest Maragall.

El primer teniente de alcalde Jaume Collboni, la alcaldesa Ada Colau y el presidente del grupo municipal de ERC, Ernest Maragall. / ACN / MARIA BELMEZ

Emma Riverola

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Presupuesto expansivo y acuerdo entre el gobierno de coalición y el principal partido de la oposición. El pacto entre Comuns, PSC y ERC es una buena noticia. Lo es para Barcelona, porque tendrá unas cuentas de marcado carácter social, pero también lo es para el clima político catalán. El acuerdo -también apoyado por el partido de Manuel Valls- nos recuerda que la política sirve para algo más que para crear bloques. Poner el bien común por delante y ser capaces de trabajar juntos en aquellos puntos de coincidencia es la primera lección de la buena política. Que durante los últimos años hayamos hecho ostentación de lo contrario, solo delata hasta qué punto adulteramos los valores. Creer que la fortaleza estaba en el encono, volcar las energías en repartir carnés de pureza no solo ha llevado a Catalunya a situaciones dolorosas, sino que ha pasado una factura demasiado alta al conjunto de la sociedad.

Ver enemigos en los rostros de los vecinos solo llena el aire de espinas. Imposible respirar. Imposible crear proyectos comunes que ilusionen. No se trata de romper bloques, sino más bien de construir algo que valga la pena con todas las piezas.