Gestión de la pandemia

Un nuevo rebrote de covid-19 y las primeras vacunas

Deberemos trabajar para evitar o mitigar los efectos de una tercera ola en paralelo al despliegue de una campaña de inmunización compleja

BARCELONA 17 12 2020 UCI de hepaticos del Hospital Clinic donde se encuentran enfermos de COVID 19  Unos enfermeros trasladan a un enfermo de COVID a otras dependencias       FOTO  ALVARO MONGE

BARCELONA 17 12 2020 UCI de hepaticos del Hospital Clinic donde se encuentran enfermos de COVID 19 Unos enfermeros trasladan a un enfermo de COVID a otras dependencias FOTO ALVARO MONGE / ÁLVARO MONGE

Natàlia Pascual, Jaume Puig Junoy i Antoni Castells

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Mientras escribimos estas líneas se están debatiendo las posibles restricciones para esta Navidad sobre Covid-19. Las últimas estimaciones apuntan una tercera ola podría llegar en enero. Sabemos que los modelos predictivos de las enfermedades infecciosas pueden acertar poco, pero si observamos los datos de incidencia o de exceso de mortalidad en España, la curva no terminó de aplanarse desde que finalizó el estado de alarma.

España ostenta el récord más negativo entre los países de la OCDE durante las 10 semanas punta de la primera ola de covid-19 con un exceso de mortalidad del 40%. Una primera estimación conservadora sobre nuestro bienestar, tanto en costes sanitarios estrictos, como en años de vida perdidos, calidad de vida y pérdida de producción muestra que para 2020 y 2021 la pandemia supone un coste social del 14% del PIB. También sabemos que una gestión efectiva de las estrategias test-rastreo-aislamiento (TRA) tiene una relación coste-efectividad mucho mejor que casi ninguna otra intervención que haga la sanidad en cualquier enfermedad: cada euro invertido tiene un retorno social de 7 euros (González y Vallejo). Sería injustificable no “surfear” la transición invirtiendo más recursos en una buena gestión de estrategias TRA flexibles y adaptadas.

Tercera ola, incógnitas y ventajas

Hay más del doble de enfermos por covid-19 en las ucis de Catalunya que antes de la segunda ola. Entre las incógnitas de la tercera ola hay cuestiones como cuál será su afectación respecto a grupos de población y gravedad. La segunda ola ha afectado a más gente joven, ya que la media de edad de los pacientes en uci ha bajado a 55 años. Por este y otros factores–mejor conocimiento de la historia natural de la enfermedad y una discreta optimización en su tratamiento–, la gravedad de los casos ha bajado. Ahora bien, una estrategia que centre todos los esfuerzos en la atención hospitalaria equivale a la renuncia de “surfear” y a resignarse en la gestión del fracaso. Todavía quedan dudas sobre la capacidad efectiva de contener la expansión de una nueva ola en residencias de gente mayor. Otro requerimiento imprescindible para continuar “surfeando” mejor de lo que hemos hecho hasta ahora.

A pesar de las incertidumbres, encontramos ciertos hechos que deberían suponer ventajas para hacer frente a la tercera ola. Hemos tenido tiempo de aprender y de prepararnos: el sistema sanitario está ahora mejor dotado de material y de pruebas diagnósticas. Encaramos 2021 con los ojos puestos en las vacunas que ya están llegando. Hace pocos días se han publicado los primeros resultados de algunos ensayos clínicos en marcha, que demuestran que estas son sumamente eficaces y con escasos efectos adversos. Las agencias reguladoras se apresuran a aprobar su uso y se han iniciado las primeras campañas de vacunación de grupos prioritarios en algunos países como el Reino Unido, Rusia y los Estados Unidos.

En la otra cara de la moneda, los datos epidemiológicos demuestran que la situación actual es peor que en el inicio de la segunda ola, aunque con fuertes desigualdades territoriales. Además, se suman el agotamiento y el desánimo de los profesionales, junto con el reto de la recuperación de la actividad suspendida durante las épocas de mayor presión asistencial. Esta última circunstancia comporta una escasez de profesionales que no se había observado al inicio de la pandemia, cuando los esfuerzos estaban centrados, casi en exclusiva, en la lucha contra el virus.

Un reto más para la Atención Primaria

La tercera ola supondrá un nuevo reto para la Atención Primaria, al mismo tiempo que volverá a poner a prueba la robustez del sistema. La Primaria deberá compaginar una actividad más intensa durante los meses de frío con las campañas de vacunación y la recuperación de la actividad atrasada desde el inicio de la pandemia, traducida en notables retrasos diagnósticos, especialmente de enfermos oncológicos. Las vacunaciones fuera de los CAP tendrán un papel muy relevante en el alivio asistencial y se podrán beneficiar de las experiencias que ya se han realizado durante la campaña de la gripe, sin olvidar las necesarias adaptaciones de instalaciones, equipos y circuitos.

De cara a la Navidad tenemos el reto de la concienciación ciudadana. Deberemos trabajar para evitar o mitigar los efectos de una tercera ola en paralelo al despliegue de una campaña de vacunación compleja por su alcance y dificultad logística. Conviene tener en cuenta los posibles cambios de comportamiento individual ante la expectativa de vacunas efectivas que pueden alterar otras medidas preventivas deberemos mantener hasta que no logremos la inmunidad de grupo deseada. 

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