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Ruido máximo y bipolar

Sánchez tiene el poder, que desgasta a quien no lo tiene, pero puede salir lesionado por la fuerte crispación

Pedro Sánchez, en un pleno en el Congreso.

Pedro Sánchez, en un pleno en el Congreso. / David Castro

Joan Tapia

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Pedro Sánchez está bastante satisfecho. Tras la aprobación de los Presupuestos con 188 votos, mayoría superior a la absoluta (176) y a la de su investidura, el Congreso ha aprobado la ley de eutanasia con una mayoría más amplia de 198 votos contra 138. Así la ley del derecho a la muerte digna no solo satisface el anhelo -mucho tiempo ignorado- de una gran mayoría de españoles (87% según una solvente encuesta), sino que evitó el jueves la repetición de una España partida entre izquierda y derecha.

Votaron a favor no solo la izquierda y los nacionalistas, sino también los diez diputados de Cs. La apertura al centro, que Sánchez no consiguió con los Presupuestos -por la incompatibilidad mutua de Cs con ERC y Bildu y porque Iglesias no quiere a Arrimadas en “la dirección del Estado”- se ha logrado con la ley por la muerte digna. El jueves España no se partió entre izquierda y derecha, sino que una mayoría muy amplia, que incluye a la derecha pragmática, se impuso a la suma de la derecha conservadora del PP y la reaccionaria de Vox.

Pero esta semana el ruido y la crispación han vuelto a dominar en el Congreso y el debate político. Sánchez está afianzado con los Presupuestos y avalado por la célebre frase de Giulio Andreotti, fijo ministro democristiano italiano durante años: “El poder desgasta… a quien no lo tiene”.

Quizás por eso Pablo Casado sigue sin querer renovar, como es obligación constitucional, un Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) que lleva ya dos años caducado. El PP recurre a diversas (y peregrinas) razones, pero Casado no acepta rebajar la influencia del PP -que viene de la era Rajoy- en la judicatura. Rajoy cayó por una sentencia con un CGPJ de mayoría conservadora. ¿Qué pasaría en los casos judiciales abiertos con un CGPJ en el que tuviera menos influjo? Sea por lo que sea, Casado no quiere pactar -ahora se dice que hasta después de las elecciones catalanas por temor a Vox- el poder judicial.

Y este muy grave desacuerdo envenena las relaciones entre los dos grandes partidos. El ruido extremo y la crispación permanente presiden así una relación que en una democracia rodada debería tener otro tono. ¿Hay deriva 'trumpista' en el PP, pese a la decadencia de Cayetana y con el creciente peso de Isabel Díaz Ayuso, arropada por Miguel Ángel Rodriguez, el jefe de prensa que incubó a Aznar? Está por ver y Casado tiene tiempo por delante. En todo caso, el ruido del PP es -teorema Andreotti- fruto del desgaste por la carencia de poder. Sánchez lo sobrellevará, aunque la crispación nunca favorece la buena gobernación.

Iglesias no quiere romper. Solo erigirse en el referente de las decisiones progresistas del Gobierno

Pero las últimas semanas han confirmado lo peor: el ruido es bipolar. También hay 'ruido amigo'. Iglesias sabe que Sánchez tiene la última palabra y parece encaminarse a una doble táctica. Una, no romper el Gobierno y conservar los cargos. Dos, 'radiar' las diferencias erigiendo a Podemos en el máximo adalid del 'progresismo'. ¡Que el salario mínimo haya subido en dos años un 29% y que el alza de este año solo pueda ser mínima, como la de los funcionarios, no importa! Podemos quiere subirlo otra vez, e ignorar que daña al empleo de las pequeñas empresas que quieren sobrevivir en los sectores más afectados por la pandemia. Podemos quiere más salario mínimo, el PSOE, no. Si al final se sube, Iglesias gana. Si no se sube, también. Será culpa del 'sospechoso' PSOE.

Lo mismo con la reforma laboral, la protección de los desahuciados, la difícil ecuación entre Felipe VI y el rey emérito

Es casi imposible la normalidad política en un país cuando los dos primeros partidos no pactan nada

Pedro Sánchez ha demostrado resiliencia. ¿Dónde están hoy Albert Rivera y Susana Díaz? Y el poder desgasta a quien no lo tiene. Pero el estruendo del ruido bipolar y la crispación en un país asustado por la pandemia y la crisis puede ser muy destructivo. ¿Cuánto tiempo es soportable el ruido bipolar y permanente de la derecha y del socio amigo? Martín Villa dijo aquello de “cuerpo a tierra que vienen los nuestros”. Es probable que la legislatura sea larga, pero no tranquila.

¿España es siempre así, cuando gobierna la izquierda moderada? Recordemos lo que Aznar (y Anguita) decían de Felipe González, hoy añorado “PSOE constitucionalista”, entonces la X del GAL. No, no es lo mismo. En la España de 2020 Europa afortunadamente pesa mucho más.

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