Un derecho universal

La seguridad de vivir

En los estados democráticos debemos tener la confianza de que no nos matarán por la calle, pero también de que nuestros gobernantes trabajarán por darnos estabilidad y gobernarnos de forma adecuada

La vacuna del coronavirus comenzará a aplicarse en Asturias en la segunda semana de enero

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Sonia Andolz

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En este año de tantas, tantísimas incertezas, hemos sido más conscientes de lo importante que es tener seguridad. Seguridad entendida como la sensación de poco riesgo: a menor percepción de peligro, mayor tranquilidad. Esto, que podría parecer una obviedad, es lo que trabajamos y desarrollamos quienes nos dedicamos al llamado concepto de seguridad ampliada o seguridad integral. Hace ya años que los humanos somos conscientes de lo que conlleva vivir en sociedad, pero también de que podemos reclamar derechos, incluso crearlos, porque no dejan de ser mecanismos dotados por y para las personas. 

Así, si en 1945 la seguridad internacional se reducía a la ausencia de guerras entre estados, en 2020 ya no va (solo) de guerras ni (solo) de estados. La ausencia de guerra o de amenaza bélica es fundamental, claro. Pero es solo la última de las fases en las que un estado puede estar en peligro. Hoy en día la mayoría de conflictos no son bélicos. Son económicos, políticos, diplomáticos o todo junto. En 2020 vemos que la competición entrecruza los ámbitos científicos, epidemiológicos, farmacéuticos y económicos, pero también la ciberseguridad, la seguridad ambiental o la seguridad sanitaria. Ningún estado está libre de peligro de forma absoluta, pero cuantos más ámbitos tenga cubiertos, más seguro será como actor político.

Reducir riesgos, prever y anteponerse a las amenazas, establecer puentes. Militarmente, sí, pero también (o más aún) en lo económico, ambiental, sanitario o político. Sin cooperación o aliados el mundo interdependiente te traga como arena movediza. La Unión Europea, con todos sus fallos, flaquezas y contradicciones, demuestra ahora que las alianzas pueden proporcionar esa seguridad de la que hablamos: con fondos perdidos, con agencias de investigación que nos den garantías de qué vacuna es más segura o con medidas uniformes sobre movimientos interzona. Ahora bien, la UE solo se acercará a aquello que quería ser cuando estos derechos los aplique a todo el mundo, también fuera de sus fronteras. Fue precisamente la UE quien a principios de los años 2000 aprobó que el concepto de Seguridad Humana sería su doctrina transversal. 

Este concepto, desarrolla una seguridad ampliada, pero no para los estados, sino para las personas. Fíjense de nuevo en el inicio de este texto. “Ausencia de guerras entre estados”. En 2020 sabemos que una persona no vive segura necesariamente aunque su país no esté en guerra. Una persona necesita que algunos ámbitos de su vida estén también protegidos, asegurados. Porque para esto, entre otros motivos, vivimos en estados. Para participar con nuestros recursos y generar bienes comunes que serían inalcanzables de forma individual. Individualmente, la mayoría de la población no podría conseguir para sí misma estos niveles de seguridad y solo aquellos más privilegiados con recursos muy muy elevados, podrían.

En 2020 sabemos que una persona no vive segura necesariamente aunque su país no esté en guerra

En los estados democráticos debemos tener la seguridad de que no nos matarán por la calle, pero también la seguridad de que nuestros gobernantes trabajarán de verdad por darnos estabilidad y gobernarnos de forma adecuada, proporcional y transparente. Que quienes nos dirigen no se quedarán ninguna parte que no les corresponda. Debemos poder confiar en que, si nos falta lo básico, el Estado nos lo proporcionará y que no permitirá que nos quedemos en la calle si una crisis global nos lleva a ello. La seguridad económica hará que las instituciones se aseguren de que no perdemos nuestras pensiones por productos bancarios fraudulentos y que los subsidios o ayudas llegan a tiempo a quien le corresponden. La seguridad sanitaria velará porque no enfermemos de forma evitable y que tengamos acceso a medicinas y vacunas seguras. La seguridad educacional se encargará de que todo menor tenga asegurado el acceso y las condiciones para recibir una educación digna y suficiente. 

La seguridad humana defiende que podamos vivir siendo quienes sentimos que somos, con independencia de lo que eso signifique en cada caso, y también que podamos morir siendo quienes somos. Son muchos los ámbitos que hay que cubrir, es mucho el trabajo que se espera del ámbito público y es enorme todo lo que queda por hacer, pero solo contribuyendo y apostando por lo común podremos seguir reclamando lo individual. Seguridad integral y para todo el mundo. 

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