La tribuna

Pensiones al descubierto

El Pacto de Toledo no es el instrumento adecuado para resolver el atasco en el que estamos. El consenso político o es de máximos o es eufemístico, pero siempre cortoplacista y no sirve

Barcelona 07 12 2020 SOCIEDAD   Concentracion de MAREA pensionistas en plaza universidad  AUTOR  Manu Mitru

Barcelona 07 12 2020 SOCIEDAD Concentracion de MAREA pensionistas en plaza universidad AUTOR Manu Mitru / Manu Mitru

Guillem López Casasnovas

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Acostumbro a explicar en mis clases de Hacienda Pública sobre Pensiones en la UPF el desbarajuste permanente en que se encuentra en España su gestión: de su cálculo, tanto ahora –insostenibles- como en épocas pasadas, cuando se podían ‘comprar’ las pensiones. Durante suficiente tiempo, un trabajador por cuenta ajena negociando, si podía, cambios de base de cotización en los diez últimos años de su vida activa podía mejorar su pensión; cotizando un poco más en esta última etapa, fácilmente amortizaba el plus pagado, con una mayor pensión por poco que fuera la esperanza de vida después de la jubilación. Particularmente escandaloso era el caso de los autónomos, que dándose de alta dos años previos a los 65, en el epígrafe de actividad más inocuo que se pueda pensar, podía arrastrar la pensión 'posjubileo’.

Ya explico después cómo esto se rectificó hacia periodos más largos, y las inequidades que escondía todo ello. También cómo esta extensión podía generar efectos sistemáticos en algunos trabajadores que mejoraban retribuciones a lo largo de su ciclo vital (muchos profesionales 'de cuello blanco'), mientras otros relativamente las perdían (los de 'mono azul'), que contando solo los últimos años eran penalizados. Y cómo de peregrina ha sido la idea de que cada cual decida los años de cotización a conveniencia dentro de un periodo limitado. Etcétera.

Suele ser entonces cuando surge la pregunta de los alumnos de por qué razón no se consideraba el conjunto de las bases cotizadas a lo largo de toda la vida activa. Pobre de mí acostumbro a responder que esta logística más justa requiere una digitalización de nóminas que ahora es muy evidente pero que difícilmente se podía retraer muchos años atrás. Pero resulta que, sin excusa ahora para hacer este cómputo más real, nos encontramos que algunos que se creen que las pensiones son suyas se niegan. Obvian que en un sistema de reparto las pensiones son algo más que un salario diferido. La garantía de la que disponen, a diferencia de los sistemas de capitalización, hacen que sean un poco de todos, también de los cotizantes que tienen expectativa de ser algún día pensionistas; incluso también de los todavía no nacidos... si se tienen que respetar unos supuestos derechos meritados de futuros jubilados. 

Cuando veo el bucle en el que estamos instalados pienso que no tenemos remedio gesticulando desde el ‘qué hay de lo mío’, y si no me resulta satisfactorio, salir en manifestación contra el guardián del interés común

A menudo cuando veo el bucle en el que estamos instalados pienso que no tenemos remedio gesticulando desde este ADN tan hispano de mirar siempre ‘que hay de lo mío’, y si no me resulta satisfactorio, salir en manifestación contra el guardián del interés común, en comandita y adhesiones irresponsables. Hace tiempo que cada vez que veo una manifestación en masa de pensionistas por una pensión ‘digna’ denunciando la pobreza de la prestación monetaria mediana que reciben, etcétera, me tienta salir a la calle con el megáfono y pedir que se agrupen ellos en tres esquinas: unos por los que tienen la pensión no contributiva; otros por los que teniendo la posibilidad de decidir la base de cotización (los autónomos) cotizaron por las bases mínimas (la mayoría), y finalmente aquellos 'cuenta ajena' por los que la vida laboral los ha castigado con bajos salarios.

A los primeros, les pediría que nos dieran las gracias y se retiraran. Tienen un regalo a pesar de que no han cotizado; y si muchos aceptamos darlo, es para compensar por los abusos de algunos empresarios que los mantuvieron en su día en la economía sumergida. Y esto, a pesar de ser conscientes de que con esta generosidad se colarán algunos a los que ya les iba bien aquel acuerdo. A los segundos, les pediría que no se quejen, que ellos han hecho efectivo aquello de pájaro en mando cotizando poco, y que es normal que su pensión no sea tan alta como la de quien más ha cotizado. Y llamaría a todos aquellos que han cotizado y por no llegar a un periodo mínimo han visto cómo sus cotizaciones se iban por el fregadero, para que salgan a la calle y pidan, con razón, ni que sea unos mínimos.

El tema de las pensiones te muchas aristas; ninguna de ellas reconducible sin un mínimo ejercicio de ciudadanía y solidaridad. El tema se ha trabajado mucho (lo hemos trabajado muchos) y no es ya una cuestión de diagnóstico. Mi prognosis particular es que el Pacto de Toledo no es el instrumento adecuado para resolver el atasco en el que estamos. Políticamente, el consenso político o es de máximos o es eufemístico, pero siempre cortoplacista y no sirve. Se tiene que consensuar en ‘el velo de la ignorancia’ el procedimiento que garantice los equilibrios generacionales y agencializar fuera del debate partidista los ajustes que siguiendo las reglas tienen que asegurar la sostenibilidad. No veo otra solución. Y mira que análisis no faltan: el último, en el reciente monográfico de la 'Revista Econòmica de Catalunya' que invito a descargar.

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