La nota

¿Cerrado por Navidad?

La Generalitat va a tener que tomar decisiones difíciles y que no serán populares

01 12 2020 La consellera de Salud de la Generalitat  Alba Verges  ofrece declaraciones a los medios de comunicacion frente al Recinto Modernista del Hospital de Sant Pau de Barcelona  Catalunya (Espana)  a 1 de diciembre de 2020  El departamento de salud de la Generalitat ha iniciado hoy cribados intensivos de prevencion del COVID-19 en cuatro puntos de Barcelona  uno de ellos el Hospital de Sant Pau de Barcelona (hasta el 15 de diciembre)  con los que se preve hacer 2 000 test de antigenos diarios para la deteccion de personas asintomaticas   SALUD   David Oller - Europa Press

01 12 2020 La consellera de Salud de la Generalitat Alba Verges ofrece declaraciones a los medios de comunicacion frente al Recinto Modernista del Hospital de Sant Pau de Barcelona Catalunya (Espana) a 1 de diciembre de 2020 El departamento de salud de la Generalitat ha iniciado hoy cribados intensivos de prevencion del COVID-19 en cuatro puntos de Barcelona uno de ellos el Hospital de Sant Pau de Barcelona (hasta el 15 de diciembre) con los que se preve hacer 2 000 test de antigenos diarios para la deteccion de personas asintomaticas SALUD David Oller - Europa Press / David Oller / Europa Press

Joan Tapia

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Llevamos ya muchos meses pendientes del coronavirus y de los graves perjuicios y restricciones que ha provocado en la vida social y la economía. En España dos datos elementales lo certifican. Son ya 48.596 los fallecidos por la pandemia y con 1.040 muertos por millón de habitantes somos el séptimo país más afectado, aunque detrás de otros europeos como Bélgica (1.600) e Italia (1.112). Y el tráfico de pasajeros en los aeropuertos -termómetro del turismo y de la movilidad interna- ha caído un horroroso 72% en los primeros once meses.

Hoy estamos en un momento crucial. Por una parte, la llegada de la vacuna a partir del próximo día 27 incita a la esperanza ya que es muy probable que a lo largo del 2021 recuperemos la normalidad social y llegue el anhelado rebote de la economía. Pero por la otra, el empeoramiento de los datos de la segunda ola, la de este otoño, tiñen de pesimismo las previsiones para la inminente Navidad en la que va a ser necesaria una deprimente marcha atrás en interacción social. Justo cuando los ciudadanos ya están hartos de restricciones y los emprendedores desconcertados ante los vaivenes gubernamentales.

Y esta vez no es en los países del sur, con fama de relajados, donde ha sonado la alarma sino en la disciplinada y próspera Alemania que en primavera afrontó la primera ola con sobresaliente. Ahora Alemania sufrió el martes 956 muertes y ascienden a 341 los afectados en los últimos catorce días por cada 100.000 habitantes, tasa superior a la de Francia (236) y España (207). ¿Qué ha pasado? Quizás un exceso de confianza que llevó a algunos Lander (autonomías) a resistirse en noviembre a medidas más duras, propuestas por Merkel, que habrían dañado la vida ciudadana. Por eso el domingo el gobierno federal y los Lander acordaron el cierre de todos los comercios no esenciales, la prorroga de las vacaciones escolares hasta el 11 de enero (como mínimo) y la continuación del cierre de bares, restaurantes y espectáculos.

Alemania ha decretado el cierre por Navidad, aunque sin confinamiento domiciliario. Y lavan a seguir (pistas de esquí incluidas) otros países comoItalia y Holanda. En España los datos son hoy mejores, pero estamos por encima de los 100 casos por 100.000 habitantes (dato preocupante) y la tendencia de los últimos días es a empeorar. La pasividad conduciría con seguridad a una situación más grave. Además, la vacunación tendrá efecto en meses por lo que en enero podríamos tener que afrontar medidas más drásticas.

El Gobierno central aconseja endurecer los planes -ya restrictivos- previstos para Navidad, en Catalunya 46 médicos de cuatro importantes hospitales han dado la voz de alarma, y la Generalitat va a tener que tomar decisiones. Serán difíciles y polémicas porque, aunque es cierto que “sin salud no hay economía”, no lo es menos que sin economía (y no tenemos los recursos de Alemania), la salud social puede salir muy malparada. Y en un país sin turismo y con muchos comercios, bares y restaurantes ya con largos meses de condena, un nuevo cierre podría obligarles a tirar la esponja.

Gobernar es elegir, bastantes veces, entre opciones que, todas, tienen serios inconvenientes. La Generalitat deberá hacerlo, razonarlo, y comunicarlo bien. Porque será relevante para que los ciudadanos las asuman y por lo tanto sean eficaces pues no se pueden poner mossos en los portales el día de Navidad. Aunque, lo ha dicho Alba Vergés, la Consellera de Salud, las medidas no serán aplaudidas. Gobernar no es un concurso de belleza.

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