Temblor del instante

Se impone la proximidad, la voz íntima, la conexión personal y sin intermediarios. Se impone el susurro y la inmediatez, el regalo hecho al oído. Lo implantaron a través de twitter unos cuantos poetas (Pedrals, Sales, Gomila, Cabrera), que se inventaron, durante el confinamiento, el @poetadguardia, versos recitados y colgados en la red. Después, traspasaron la idea al Festival Grec y a Temporada Alta, con actores, como Joan Carreras o Sílvia Bel, que llamaban a quien había reclamado sus servicios para recitar poemas desde el teléfono. De tú a tú. Una especie de pedidos alimentarios (de los que nutren el alma) a domicilio. Una llamada, unos versos, una voz. La idea triunfó y ahora nacen otras similares.

Como la de Meri Yanes, una actriz que también es productora y que, con su pareja, David Planas, proponen ‘Un poema a la porta’. Es decir, la posibilidad de obsequiar un ‘delivery’ literario, un ‘take away’ de alejandrinos, para que sea entregado en persona en casa de quien hayas elegido. Piensas qué versos podrían recitar, los comentas, se los preparan y los dicen. A la antigua. Con la contundencia de la palabra, sin estridencias ni luminarias. Con el temblor del instante.