Júpiter y Saturno: gigantes contra el virus

No hay alivio fácil al estrés de la mirada corta de expectativas, que encierra el topar con tantas restricciones por el coronavirus

Observar la conjunción de Jupiter y Saturno se convierte en una vía de escape ante la tiranía vírica

Júpiter y Saturno en una recreación de la NASA

Júpiter y Saturno en una recreación de la NASA

Carol Álvarez

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 De cerca a lejos. En tiempos de multipantallas, de distancia corta en la visión con tanto uso de móvil y teletrabajo, los oculistas se han transformado en gurús inesperados de nuestra nueva cotidianidad. Descansa la vista cada 20 minutos, cambia el foco de cerca a lejos, te dicen. Los consejos de toda la vida de salud ocular dan un salto cualitativo cuando caes en una pandemia que te ata a una vida de Zoom y compra compulsiva online y no hay fase que te permita moverte mucho de tus cuatro esquinas de burbuja.

Los problemas de visión son el toque de atención de algo más profundo: el impacto psicológico que supone vivir casi permantemente confinados. Las últimas iniciativas políticas ,como la regulación del coliving en minipisos en plena pandemia, son medidas necesarias pero de alcance diminuto en una sociedad que no necesita más parches, sino cambios estructurales. Y es que no hay alivio fácil al estrés de la mirada corta de perspectivas, de expectativas, que encierra el topar con tanta barrera y frenos físicos en nuestra vida. 

Mientras los microscópicos virus siguen sembrando el pánico a nuestro alrededor y poniendo sus condiciones de distancia social, contacto y protección facial ante el contagio, quedan pocos reductos donde resguardarnos. Uno de ellos es radical: la mirada a millones de años luz de distancia. Mirar hacia las estrellas y los misterios del Universo siempre ha sido fascinante, y cada lluvia de estrellas y eclipse anunciado congrega millones de seguidores en todo el mundo. Para incertidumbres, las que nos da el espacio, pero igual que hay un estrés bueno, que te pone en alerta cuando lo necesitas, y un estrés malo, que te bloquea, también hay un estado de dudas e inseguridad que nos nutre y empuja a soñar con algo más, distinto y evocador. 

La conjunción de gigantes, como se ha llamado ya al fenómeno astronómico que alineará este 21 de diciembre a los planetas Júpiter y Saturno, ha creado ya un 'hype' global, con grupos de aficionados en todo el mundo compartiendo impresiones sobre esta cita que no se produce hace 800 años. A esta conjunción se la conoce popularmente como Estrella de Belén. Avistarla a simple vista dependerá de las condiciones climáticas del día, pero desde un tejado o alguna otra elevación puede ofrecer un espectáculo memorable: los astrónomos valoran que el efecto visual dibujará un planeta doble. De aperitivo del acontecimiento, la noche oscura de este fin de semana nos ofrecerá una lluvia de meteoritos, las Gemínidas, que trazarán luces de vagos colores al cruzar el cielo. 

La mirada no larga, larguísima, que implican estos avistamientos va mucho más allá de la curiosidad o el entretenimiento. Son un mecanismo muy poderoso para proyectar nuestras inquietudes, el mismo que alimentó la primera carrera a la Luna y la investigación aeroespacial, el que nos pone un objetivo lejano como una meta mental, metafórica, para ir acortando la vasta distancia entre imaginación y realidad. 

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